Para Marx, el 'sujeto revolucionario' que encarnaba el cambio histórico y que estaba llamado a acabar con el capitalismo era la clase obrera. Pera Lenin, también lo era pero incluyó a los campesinos en las primeras fases de la Revolución Rusa. Mao, que no tenía proletariado, identificó a los campesinos como el 'sujeto revolucionario' en China en 1949, pero como no eran de fiar en 1963 lanzó la Gran Revolución Cultural Proletaria que fue un auténtico genocidio. Marcuse y los revolucionarios de Mayo del 68 encontraron en los estudiantes el nuevo 'sujeto revolucionario' capaz de liderar la auténtica revolución, traicionada por el revisionismo soviético. Hundido el comunismo con el Muro de Berlín, la izquierda pergeñó un constructo verde-feminista-gay como definitivo 'sujeto revolucionario' para el fin de siglo y el nuevo milenio. Sin embargo, todos esos 'sujetos revolucionarios' dejaron pronto de serlo, si es que alguna vez lo fueron. Huérfana de nuevo de 'sujeto revolucionario', la izquierda ha creído verlo ahora en los usuarios de las redes sociales. O almenos así lo ha visto el ensayista
Paul Mason, trotskista en su juventud, profesor de música primero y periodista después, en su obra '
Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro' [Paidós, 2016].
Leed aquí una interesante y completa reseña del libro por Manuel Arias Maldonado