dijous, 13 d’octubre del 2016

Correa, el hombre que dice que se pasaba el día en Génova cuando estaba Aznar y que se marchó cuando llegó Rajoy


Francisco Correa ha confesado, en la Audiencia Nacional, que cobró sobornos de empresarios a cambio de intermediar en la concesión de contratos públicos a partir de la llegada del PP al Gobierno en 1996 con José María Aznar. El supuesto cerebro de la red Gürtel ha afirmado que se repartió los beneficios de estas gestiones ilícitas —un 2% o 3% de cada contrato— con el tesorero del PP, Luis Bárcenas, quien, según él, le dijo que destinaría los fondos al partido.
Queda por ver cuánto se embolsaron Bárcenas y distintos cargos públicos del PP y cuánto llegó al partido. Así cómo queda también por ver el grado de conocimiento que tenían los míster X de turno del PP sobre el enriquecimiento ilícito de bastantes de sus camaradas y de la financiación ilegal del partido.
Desde los primeros compases del interrogatorio, el considerado jefe de la trama corrupta ha exculpado a los empleados de su grupo de empresas y ha situado indirectamente la frontera de la responsabilidad política en los secretarios generales del PP. Correa, sin citarlo, ha dejado claro que José María Aznar, el presidente del Gobierno y del partido en los años de mayor actividad de su grupo, “no estaba al tanto de los presupuestos” que giraba por la organización de actos y eventos.

También ha sido claro al fijar el límite final de su paso por Génova 13: el año 2004, coincidiendo con la llegada de Mariano Rajoy a la presidencia del partido. Según su versión, fue la “falta de química” con Rajoy de su número dos, Pablo Crespo, antiguo secretario de Organización del PP gallego, la que propició el cese de la relación con el partido a nivel nacional. A partir de entonces, y hasta 2009, el llamado “grupo Correa” de empresas centró su actividad en el PP valenciano.

Durante los años del mandato de Aznar, la sede nacional del partido fue su “casa”, ha dicho Correa.
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El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña lleva a juicio a Artur Mas por desobediencia grave y prevaricación el 9-N


EL MUNDO.- El juez ha abierto juicio oral contra el ex president Artur Mas y las ex conselleras Joana Ortega e Irene Rigau por los presuntos delitos de prevaricación y desobediencia grave en relación a la organización y celebración de la consulta independentista del 9-N.

El auto, que fija el objeto de enjuiciamiento, descarta las peticiones de la acusación particular, que también pedía que se dilucidaran sus responsabilidades penales por un presunto delito de malversación, lo que habría aumentado la pena a prisión en caso de condena.

La Fiscalía de Cataluña reclama diez años de inhabilitación para el ex presidente Artur Mas por los delitos de desobediencia y prevaricación mientras que rebaja a nueve la petición de pena a la ex vicepresidenta Joana Ortega y a la ex consejera de Educación y actual diputada de Junts pel Sí, Irene Rigau.

Según el auto, los hechos no pueden considerarse constitutivos de malversación porque el dinero asignado a la celebración y desarrollo de la consulta lo fue antes del 4 de noviembre, cuando el Tribunal Constitucional emitió la prohibición.
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Bob Dylan, el primer músico que gana el Nobel de Literatura


Bob Dylan - Like a Rolling Stone (Live... por toma-uno

Con esta actuación en el Newport Folk Festival -la más polémica de su carrera- Robert Allen Zimmerman cometió el 'sacrilegio' de abandonar la guitarra acústica por una de eléctrica. 

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Marruecos: una abstención inquietante


EL MEDIO.- Quizá la gran vencedora de las elecciones del pasado día 7 en Marruecos haya sido la abstención. Estaban en juego los 395 escaños de la Cámara de Representantes, una de las dos que conforman el Poder Legislativo marroquí. De los 15.702.592 marroquíes mayores de 18 años llamados a las urnas -de ellos, el 45% eran mujeres-, votó menos del 50%; en concreto, el 43%. Además, hay que advertir que no todos los mayores de edad pueden votar. El requisito previo es estar inscrito en un registro. Muchos marroquíes que tendrían edad para votar -unos siete millones más, aproximadamente- no realizan ese trámite, de modo que tampoco pueden participar. Así, la inmensa mayoría de los ciudadanos simplemente no ha votado. Es más: han votado todavía menos que en las elecciones de 2011, cuando acudieron a las urnas el 45% de los inscritos.

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Sin embargo, el dato inicial de la abstención es inquietante. Buena parte de los que no se han inscrito son jóvenes de las grandes ciudades, que ya se manifestaron en el llamado Movimiento 20 de Febrero en el año 2011 al calor de las primaveras árabes. Contrarios a la reforma constitucional impulsada por el Rey, terminaron divididos y descabezados, pero no desaparecieron. Ese descontento sigue latente y uno no sabe hacia dónde puede encaminarse.
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