"La principal virtud de la democracia es que deja obsoleta la revolución"
"La revolución consiste en imponer tu fantasía política a todos los demás"
"Los científicos deberían ir a donde les lleve su ciencia, no sus ideas políticas"
"Pensar suele reducirse a inventar razones para dudar de lo evidente"
"No es una de las dos Españas la que nos hiela el corazón, sino la atroz semejanza entre quienes creen que hay dos"
diumenge, 15 d’abril del 2018
Con apenas 100.000 manifestantes el independentismo no logra algutinar a una mayoría por la libertad de los presos
Las diferentes familias del independentismo catalán han vuelto a sacar hoy a la calle a los apenas 100.000 fervorosos manifestantes de casi siempre. Es la primera gran manifestación que logran orquestar desde la fuga de Puigdemont, tras el paripé de una declaración de independencia 'coitus interruptus' que un día será estudiada con asombro en las Universidades del mundo entero.
El independentismo ha vuelto, pues, a la calle, a lucir músculo y marcar paquete. Como en los grandes desfiles anteriores de los 11 de septiembre, las cifras que manejan son astronómicas: 750.000. Cifra absolutamente falsa ya que en la superficie que va desde la Plaza de España hasta las Tres Chimeneas por la Avenida del Paralelo solo caben 312.000 manifestantes, a 4 personas por m2, sin descontar los espacios no ocupables (árboles, mobiliario urbano...).
Por esa evidencia, la Guardia Urbana de Barcelona ha cifrado la asistencia en 315.000 personas, lo que le ha valido que los independentistas la acusen de 'fascista'. En realidad, tendrían que estarles agradecidos, ya que les siguen triplicando el número de manifestantes.
Comprobarlo no es difícil. Tenemos el mapa y las vídeos aéreos para calibrar la densidad.
En el mapa situado en la parte superior de esta entrada se ha marcado la superficie total del recorrido de la manifestación, desde el lugar de la concentración hasta las Tres Chimeneas y espacios en calles adyacentes. El área total delimitada es de 79.531,57 metros cuadrados y la longitud de 5,7 km.
Si toda esa superficie hubiese sido ocupada en su integridad -incluyendo los espacios no ocupables de árboles o mobiliario urbano-, desde Plaza España hasta las Tres Chimeneas, las cifras de asistentes serían las siguientes:
Máximo: 80.000 m2 x 4 personas m2 = 320.000
Alto: 80.000 m2 x 3 personas m2 = 240.000
Medio: 80.000 m2 x 2 personas m2 = 160.000
Bajo: 80.000 m2 x 1 persona m2 =80.000
La Guardia Urbana, pues, se ha limitado ha ofrecer la cifra máxima posible.
Sin embargo, si observan los dos vídeos siguientes, emitidos por Tv3, comprobaran que dicha superficie ha sido ocupada sólo muy parcialmente.
Una estimación aproximada de la densidad correspondría a una tercera parte de la superficie total, lo que reduciría la asistencia real a unas 100.000 personas.
Con esta cifra -importante pero insuficiente, a pesar de la participación de CCOO, UGT y de los comunes- el independentismo ha pinchado en su intento de aglutinar a otros sectores de la sociedad catalana en favor de una causa más transversal.
El independentismo 'descubre' el Plan ZEN
Como el Guadiana, el Plan Z.E.N. aparece intermitente cuándo le conviene a la izquierda radical y al nacionalismo. Ayer por la noche, en el programa 'Preguntes Freqüents' de TV3 se presentó dicho plan como si se hubiese descubierto recientemente. Un Plan secreto del Estado español para la guerra sucia contra el independentismo. Contra los vascos, primero; y contra los catalanes, ahora.
Sin embargo, la existencia del Plan Z.E.N. se conoce prácticamente desde que se redactó siendo ministro del Interior, el socialista José Barrionuevo.
El Plan ZEN o Zona Espacial Norte, fue un plan diseñado por el Ministerio del Interior de España, entonces dirigido por José Barrionuevo del Partido Socialista Obrero Español, que fue dado a conocer en febrero de 1983, con el objetivo de enfrentarse a la violencia de ETA y frenar la situación insurreccional y de fuerte conflictividad social que a principios de la década de 1980 se vivía en el País Vasco y en Navarra.
Consta de 11 capítulos y un preámbulo. Dicho preámbulo dice:
Este Plan, integrado dentro de otro más general en el que se atienda a nivel nacional la problemática que en todo Estado plantea la seguridad ciudadana, trata de enfrentarse con la realidad y peculiaridades del País Vasco y Navarra. Sus líneas generales ofrecen una estructura con la que se pretende alcanzar ahora unos objetivos, definidos en este momento, pero lo suficientemente amplios y flexibles como para que puedan adaptarse a medida que las circunstancias lo vayan exigiendo o la situación lo requiera.
Los objetivos últimos del Plan, objeto de análisis, son los siguientes:
- Potenciación de la lucha contraterrorista en todos los campos: político, social, legal y policial.
- Alcanzar la máxima coordinación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y con otras Instituciones empeñadas en la erradicación de la violencia.
- Compatibilizar las misiones generales de los Cuerpos de la Seguridad del Estado en la Zona Especial con las específicas que precisa para hacer frente a la problemática planteada.
- Conseguir la permanencia en la Zona Especial del personal de los Cuerpos de Seguridad del Estado y darle la adecuada formación para que cumplan su misión con eficacia, proporcionándole los medios materiales y técnicos para tal fin.
- Realizar acciones encaminadas a concienciar a la población vasca de que la desarticulación del aparato terrorista conlleva una mayor seguridad pública y una mejor defensa de las tradiciones vascas. [Wikipedia]
Su contenido ya provocó polémica. Un ejemplo de la misma es este artículo del ex etarra y cofundador de Euskadiko Ezquerra, Teo Uriarte, que critica al Plan ZEN no por presuntas inconstitucionalidades relativas a los derechos humanos sino por considerar que la solución a la violencia en las Vascongadas era política y no policial.
El éxito en la desaparición de la violencia política no parece que vaya por un plan antiterrorista como el ZEN, tan parecido a otros anteriores. Hace tiempo que una conocida autoridad policial del antiguo régimen tuvo la valentía de reconocerle al problema vasco su naturaleza política. Podrá mejorar algo aIgunas cuestiones, se ejercerá menos la ley Antiterrorista, pero ahí está; se cuidará de no hacer víctimas en los controles; se intentará mejorar la situación de los policías en la sociedad vasca, pero hasta que éstos no se vean abatidos y humillados por el terrorismo, ésta no va a cejar en minimizar la inculpación de los autores de los atentados porque son sangre de su sangre. Porque el policía va a representar el chivo expiatorio de uña ley de euskera recurrida, de una autonomía que no avanza en un pueblo que tiene las raíces más antiguas de Europa.
Es evidente que la problemática hay que resolverla en el seno de los foros políticos, que más policías no van a dar seguridad, que el ZEN tiene todos los rasgos necesarios para convertirse en una etapa más en la escalada acción-represión-acción en un empecinamiento que no entendemos en un Gobierno socialista.
Si la conflictividad política actual no se supera es difícil encontrar a través de la acción policial solución a la violencia. Sí las instituciones autonómicas no funcionan, o hacen el tancredo por falso pudor a discutir el molesto tema del terrorismo, si el foro real se produce más en la Prensa o en la radio, si no hay política aquí, siempre ganará iniciativa la acción directa.
El tiempo, sin embargo, demostró que fue la acción policial la que terminó por derrotar a ETA.
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