El referéndum organizado en Cataluña para su independencia hace temblar a Europa. Si todas las regiones europeas que tengan una lengua, una historia, una cultura originales empiezan a reclamar su independencia, el Viejo Continente se va a fragmentar como el casquete polar bajo los efectos del calentamiento climático. Puesto que hay unas doscientas lenguas en Europa, ¿por qué no crear doscientos nuevos países? ¿Y por qué no proclamar tantas declaraciones de independencia como quesos y vinos hay en el continente?
La independencia, sí, pero ¿respecto a qué? Es legítima la independencia cuando uno quiere liberarse de la tiranía o la opresión. ¿De qué destino trágico quieren hoy liberarse los catalanes? En 1977, poco después de morir Franco -éste había prohibido el uso del catalán después de su victoria en 1939-, la Generalitat de Cataluña fue restablecida, y luego la región se dotaba de un parlamento y de un gobierno regionales. Pero hoy, cuando Franco ya no está, hay que buscarse otro tirano al que poder derribar. Será el Estado español y, por supuesto, la peor dictadura jamás conocida en el mundo: la Unión Europea con sede en Bruselas.
Detrás de esa palabra esplendorosa, independencia, se ocultan preocupaciones a veces menos nobles. Como pasa con la Liga Norte en Italia, siempre la reclaman las regiones más ricas. Cataluña quiere la independencia porque ya no quiere soltar dinero a las otras regiones españolas menos ricas que ella. Es como si oyéramos de nuevo la voz de la innoble Margaret Thatcher: “I want my money back”. La lengua, la cultura, las tradiciones están muy bien para las postales, pero la pasta está mucho mejor. Las regiones pobres de Europa pocas veces bajan a la calle para obtener su independencia.
Más allá de estas consideraciones mercantiles, es curioso oír algunas voces de la izquierda reclamar la independencia de una región como Cataluña en nombre de una identidad cultural, que, por cierto, nadie cuestiona. Y además, ¿por qué la identidad cultural reivindicada por los catalanes debería ser tomada en cuenta y no la identidad cristiana defendida por los xenófobos europeos? ¿Por qué las palabras “identidad” o “cultura” suenan bien cuando las pronuncia la izquierda, pero se convierten en infames cuando es la derecha y la extrema derecha las que las pronuncian? La independencia de Cataluña no tiene por objeto liberar a esta región de una tiranía que ya no existe, ni permitir a la economía ser próspera, puesto que ya lo es, y mucho menos obtener el derecho a hablar una lengua autorizada desde hace tiempo. La obsesión identitaria que se expande por Europa como la podredumbre de una fruta afecta a la extrema derecha pero también a la izquierda. El nacionalismo de derechas y el de izquierdas tienen un punto en común: el nacionalismo.
Cuando Cataluña haya roto las cadenas que la atan a la monarquía española y al Santo Imperio Europeo, ¿qué ocurrirá? Al son de los tambores y de los pífanos, los gallardos independentistas desfilarán por las calles de Barcelona como si fueran la Columna Durruti, las jovencitas lanzarán pétalos de rosa a los militantes que habrá desafiado con arrojo al Estado policial español, corales infantiles con niños de pelito rizado cantarán a la libertad recobrada y al euro derrotado, las abuelas desdentadas tejerán banderas con los colores de la nueva República, y los bisabuelos desempolvarán la boina que llevaban en el frente en el 36. Será muy bello, emotivo, magnífico. Y luego, al final de la tarde, todo el mundo volverá a su casa para plantarse delante de la tele y ver el concurso de turno o el partido del Barça en cuartos de final de la Copa. Cataluña bien se lo merece.”
"La principal virtud de la democracia es que deja obsoleta la revolución"
"La revolución consiste en imponer tu fantasía política a todos los demás"
"Los científicos deberían ir a donde les lleve su ciencia, no sus ideas políticas"
"Pensar suele reducirse a inventar razones para dudar de lo evidente"
"No es una de las dos Españas la que nos hiela el corazón, sino la atroz semejanza entre quienes creen que hay dos"
dimecres, 11 d’octubre del 2017
'Los catalanes más estúpidos que los corsos' [Charlie Hebdo]
Primeros datos fiables sobre la manifestación del 8-O en BCN
Societat Civil Catalana, a diferencia de otro tipo de convocantes de manifestaciones de masas, ha tenido la decencia de ofrecer los datos que le han servido para proclamar que más de un millón de personas participaron en la manifestación del domingo 8 de octubre en Barcelona contra la secesión de Cataluña.
Los datos muestran que esta manifestación ha sido, por lo menos, tan masiva como la más masiva de las manifestaciones independentistas de las Diades del 11 de septiembre.
Pero también evidencian la dificultad para establecer un cálculo lo más preciso posible del número de manifestantes. Y la razón principal es la imposibilidad de establecer una densidad fiable en las rutas alternativas a la principal. Ello no le resta ni un ápice de éxito a la convocatoria, pero nos acerca más a la verdad.
Enhorabuena por el esfuerzo.
Textos de un infame 10 de octubre en Cataluña
LEY 19/2017, de 6 de septiembre, del referéndum de autodeterminación
Subscriure's a:
Missatges (Atom)