Rajoy gana 36 escaños en el año del bloqueo
LA RAZÓN.- Cuando están a punto de cumplirse cuatro meses desde las elecciones generales del pasado 26 de junio, el PP volvería a ganar unos comicios y aumentaría aún más la diferencia con respecto al resto de partidos entre 18 y 22 escaños, según una encuesta de NC Report para LA RAZÓN. En comparación con el PSOE, la ventaja sería de más del doble –159 por 71 escaños–. Además, la suma de los votos entre los populares y Ciudadanos oscilaría entre 182 y 189 diputados, lo que supondría rebasar con creces la cifra de 176 necesaria para conseguir una mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, algo que no fue posible el 26-J ni tampoco en los comicios que se celebraron el 20 de diciembre de 2015. La legislatura que hasta hace semanas parecía imposible se tornaría en inmediata y el tablero de los pactos que no ha hecho más que empezar –cada paso deberá ser negociado entre todos– quedaría desactivado.
El sondeo evidencia además el hundimiento absoluto del PSOE, cuyo declive ha sido progresivo desde el 20-D, pero que ahora queda igualado o incluso superado por Podemos; muestra además una ligera bajada de Ciudadanos; el estancamiento de ERC, PDC (antigua Convergència), PNV y CC y un mínimo repunte de los abertzales de EH Bildu.
Lo que resulta evidente es que el PP no hace más que sumar. Todo apuntaba a que así habría sido en caso de que hubiera habido unas terceras elecciones en sólo un año y esta prospección de voto lo confirma. El partido con sede en Génova con Mariano Rajoy al frente alcanzaría en este momento hasta 159 parlamentarios –lo que supone una subida de un 3,9 por ciento–, hasta 22 más que los 137 de hace cuatro meses y 36 más que en diciembre de hace un año.
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Un 45% de catalanes quiere que el 'procés' acabe con un pacto de más autogobierno y solo el 38% con la independencia
¿Desean realmente los catalanes la independencia? En respuesta a esa pregunta, los diversos sondeos reflejan que el apoyo a la ruptura de Catalunya con España roza el listón del 50% de los consultados, aunque casi nunca lo supera. Y los comicios catalanes del 2015 –planteados como un auténtico plebiscito al respecto– registraron justamente un respaldo del 47,8% de los votantes (aunque de sólo un 35,7% del censo) a los partidos independentistas. Es decir, lejos o muy lejos de la mitad más uno que esgrimen los soberanistas para salir de España.
De hecho, uno de los últimos sondeos realizados (el del Institut de Ciències Polítiques i Socials, efectuado entre el 26 de septiembre y el 17 de octubre) refleja un apoyo del 46,6% a la independencia en una hipotética consulta (más de tres puntos por debajo que en la encuesta del 2014), frente a un 34% en contra (y un 20% que no votaría, lo haría en blanco o aún no lo sabe). Sin embargo, el mismo sondeo incluye otra pregunta muy reveladora: “¿Cómo le gustaría que acabase el proceso soberanista?”. Y ahí las posiciones parecen reflejar una realidad oculta tras el voto de protesta ante el inmovilismo territorial de Madrid.
En concreto, casi un 38% afirma que le gustaría que el proceso soberanista acabase en la independencia de Catalunya. Pero un 45% preferiría como desenlace “un acuerdo con España para dotar a Catalunya de más autogobierno” (y otro 13% apostaría por el abandono del proceso de separación). En definitiva, una mayoría de los catalanes se inclina por un pacto para continuar dentro de España, y también una mayoría (aunque menor que hace un año) se muestra convencida de que así acabará el proceso soberanista. Ciertamente, los partidarios de la independencia como única solución han crecido en casi cuatro puntos desde el 2015 (ver gráfico adjunto), pero sólo el 16,5% (una cifra similar a la de hace un año) está convencido de que la secesión será el punto final (mientras que casi un 30% –6,5 puntos más que en el 2015– considera que el proceso soberanista acabará sin resultados).
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