En una comunidad contaminada, los bloques no los definen los hombres racionales sino los fanáticos. Son ellos los que construyen el enemigo, los que lo señalan y colocan en su sitio. Y para ejemplo, el canónico: los judíos en la Alemania nacionalsocialista. Muchos intentaron rebelarse contra su identificación en un colectivo racial. "¡Pero si yo soy de derechas, un buen alemán!" "¡Y yo de izquierdas, un ciudadano ejemplar!" Bah, les contestaron, ante todo eres judío: estrella va. Lo mismo ocurre en esta Cataluña corrompida por décadas de xenofobia. El nacionalismo catalán no discrimina. El conciliador y campechano Iceta está en exactamente el mismo lugar que el facha Albiol y la falangista Arrimadas. Si quiere averiguar dónde, no tiene más que mirar hacia el puente. | CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO
El periodismo -es un decir- del 'procés', convertido en amanuense y propagandista del poder político nacionalista, bromea con los muñecos 'ejecutados' en el puente y, como siempre, culpa a otro. Como culpará al Estado del 'pucherazo' electoral del 21-D que tanto alienta y parece desear. Esos otros son siempre los mismos: la real y la supuesta extrema derecha fascista o falangista. Escuchen como comentaban en Catalunya Radio la noticia:
Afortunadamente, la extrema derecha en España es residual e irrelevante numérica y políticamente. Mucho más importante es la extrema izquierda, tanto en miembros como en influencia política. Según cifras del año pasado, la policía tenía contabilizados casi 300 grupos radicales.
De los 296 grupos contabilizados, 241 son de extrema izquierda y 55 de extrema derecha. Es decir, que los grupos izquierdistas cuatriplican a los derechistas. Sin embargo, en 2015 hubo más intervenciones policiales entre los ultras (119), que entre los antisistema (88). Por lo que se refiere a detenciones, se produjeron 204 arrestos de individuos de extrema derecha y 145 de extrema izquierda, aunque en la serie histórica, las cifras de unos y otros son bastante parejas.
Sin embargo, los medios del 'procés' siguen construyendo el relato de la reacción ultraderechista. Comprensiblemente, no quieren verse a reflejados en la imagen del puente. Dicen que los suyos, los demócratas, no lo han hecho y que más bien podría ser cosa de los fachas. Es cierto que no sabemos el nombre y apellido de la mano ejecutora, pero sabemos algo peor: que los muñecos 'ejecutados' no les han indignado. Ni tan siquiera lo han lamentado y mucho menos denunciado. Se han limitado a quitar hierro al asunto, a bromear un poco e intentar cargar el 'muerto' a otros. A ver si cuela. O, tal vez, ¿a ver si cuelga?