El acuerdo de paz firmado en La Habana por el Gobierno colombiano y las FARC se someterá referéndum. Los ciudadanos de Colombia podrán rechazar o dar su visto bueno al acuerdo en las urnas. Un acuerdo que ha tenido una gran acogida internacional pero que ha dividido a la sociedad colombiana. Entre las muchas voces, dentro y fuera del país, a favor del Sí o del No destacamos dos. La de Mario Vargas Llosa, a favor del Sí, y la de su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, a favor del No.
MARIO VARGAS LLOSA.- Abad Faciolince cuenta una trágica historia familiar. Su padre fue asesinado por los paramilitares (él ha volcado aquel drama en un libro memorable: El olvido que seremos) y el marido de su hermana fue secuestrado dos veces por las FARC, para sacarle dinero. La segunda vez, incluso, los comprensivos secuestradores le permitieron pagar su rescate en cómodas cuotas mensuales a lo largo de tres años. Comprensiblemente, este señor votará no en el plebiscito; “yo no estoy en contra de la paz”, le ha explicado a Héctor, “pero quiero que esos tipos paguen siquiera dos años de cárcel”. Le subleva que el coste de la paz sea la impunidad para quienes cometieron crímenes horrendos de los que fueron víctimas cientos de miles de familias colombianas.
Pero Héctor, en cambio, votará sí. Piensa que, por alto que parezca, hay que pagar ese precio para que, después de más de medio siglo, los colombianos puedan por fin vivir como gentes civilizadas, sin seguirse entrematando. De lo contrario, la guerra continuará de manera indefinida, ensangrentando el país, corrompiendo a sus autoridades, sembrando la inseguridad y la desesperanza en todos los hogares. Porque, luego de más de medio siglo de intentarlo, para él ha quedado demostrado que es un sueño creer que el Estado puede derrotar de manera total a los insurgentes y llevarlos a los tribunales y a la cárcel. El Gobierno de Álvaro Uribe hizo lo imposible por conseguirlo y, aunque logró reducir los efectivos de las FARC a la mitad (de 20.000 a 10.000 hombres en armas), la guerrilla sigue allí, viva y coleando, asesinando, secuestrando, alimentándose del, y alimentando el narcotráfico, y, sobre todo, frustrando el futuro del país. Hay que acabar con esto de una vez.
¿Funcionará el acuerdo de paz? La única manera de saberlo es poniéndolo en marcha, haciendo todo lo posible para que lo acordado en La Habana, por difícil que sea para las víctimas y sus familias, abra una era de paz y convivencia entre los colombianos. Así se hizo en Irlanda del Norte, por ejemplo, y los antiguos feroces enemigos de ayer, ahora, en vez de balas y bombas, intercambian razones y descubren que, gracias a esa convivencia que parecía imposible, la vida es más vivible y que, gracias a los acuerdos de paz entre católicos y protestantes, se ha abierto una era de progreso material para el país, algo que, por desgracia, el estúpido Brexit amenaza con mandar al diablo. También se hizo del mismo modo en El Salvador y en Guatemala, y desde entonces salvadoreños y guatemaltecos viven en paz.
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PLINIO APULEYO MENDOZA.- ...los miembros de las Farc quedarán eximidos del pago de cárcel a pesar de los atroces delitos que cometieron durante más de 50 años; tendrán 26 curules efectivas en el Congreso, 31 emisoras de radio, canal de televisión, un caudaloso presupuesto para la difusión de su plataforma ideológica y ocuparán vastas zonas de concentración en el país, sin presencia de la Fuerza Pública, y que de hecho se convertirán en pequeños estados independientes para propagar su proyecto socialista.Más...
La llamada Jurisdicción Especial para la Paz, convenida conjuntamente con el influyente asesor de las Farc, el abogado comunista español Enrique Santiago, será conformada por instancias extranjeras y tendrá facultades y poderes que sobrepasan los que tienen las altas Cortes, así como juzgados y tribunales del país. Sus fallos serán inapelables y no admitirán doble instancia. De ahí los temores e inquietudes que genera esta justicia transicional.
Por otra parte, el presidente Santos ha obtenido poderes extraordinarios del Congreso, incluso para reformar la Constitución. Aunque parezca increíble, son superiores a la arbitraria ley habilitante de Maduro en Venezuela. Sin duda, el acuerdo de paz debe verse como un importante escalón alcanzado por las Farc en su camino hacia el poder.