El problema del deterioro del delta del Ebro viene arrastrándose de antiguo, lo que la tormenta Gloria no ha hecho más que exponer repentina y dramáticamente a la luz pública en toda su crudeza. Este es un gráfico, sacado del libro "El delta del Ebro, un sistema amenazado" (Carles Ibáñez; Narcís Prat; Antoni Canicio; Antoni Curcó, 1997).
El gráfico muestra la disminución del caudal de sólidos arrastrados por el río entre 1877 y 1990 causada por la construcción de embalses que retienen los sólidos e impiden su llegada al delta, con lo que se impide su regeneración.
Por lo que he leído el caudal de sólidos actual se mantiene en unas ridículas 0,15 MMT/año, frente a las 30 MMT/año originales. El "cambio climático" tiene poco que ver en el retroceso del delta, pero lo fácil es echarle a él la culpa.
El mar siempre erosiona el delta, especialmente en las tempestades con fuerte oleaje. Si no se permite que el río aporte suficientes sedimentos el mar va poco a poco ganando la partida hasta acabar con el delta o reducirlo mucho de tamaño.| Guillermo Gefaell Chamochín