Las hambrunas prácticamente han desaparecido
Alarmistas, catastrofistas y apocalípticos han pululado a sus anchas en los últimos 50 años. A diferencia del medioevo, no se trata de curas iluminados como Savonarola si no de profesionales especializados en las más diversas disciplinas científicas y técnicas. Uno de los más conocidos es el biólogo Paul Ehrlich que 1968 predijo, en su libro "The Population Bomb", que 'cientos de millones de personas morirán de hambre' en los años 70 y 80 del siglo pasado. Sus formulaciones neomaltusianas, que eran compartidas por otros destacados académicos de la época, concluían que el rápido crecimiento de la población superaba ámpliamente la capacidad de producción de alimentos, lo que abocaba a la humanidad a una catástrofe sin precedentes.
Como ahora con el calentamiento global, la bomba demográfica era un problema que destruiría a la humanidad si no se adoptaban drásticas medidas mundiales de control de la natalidad y de la producción y distribución de alimentos. Sin embargo, prácticamente todas las grandes crisis alimentarias del último medio siglo poco tienen que ver con el clima o la demografía y mucho con la política, especialmente con la introducción de sistemas de producción comunistas. La prueba de ello es que con el fin de esos regímenes o de esas políticas económicas en Asia y Africa han desaparecido esas grandes hambrunas que cíclicamente nos desgarraban ante las pantallas de televisión.
Incomprensiblemente, y a pesar de que ninguna de las predicciones de Ehrlich se han cumplido, su obra sigue siendo leída y seguida por la fracción autista de la izquierda internacional, que ahora vuelve a estar de moda.
DAILY CALLER.- “Until the middle of the 20th century, the drumbeat of starvation was constant, with millions dying every decade,” de Waal wrote. “Between 1870 and 2014, 106 episodes of famine and mass starvation each killed 100,000 people or more.” But human ingenuity eventually bailed us out, and as populations boomed, famines began to become less of a problem in terms of growing capacity. “The trends are striking. During the 20th century, the death toll from great famines zigzagged, ranging from a 10-year high of 27 million in 1900–1909; to more than 15 million in each of the 1920s, 1940s, 1950s, and 1960s; to a low of 1.4 million during the 1990s,” de Waal wrote. “In the 21st century thus far, the death toll is near 600,000,” he wrote. The real problem for many countries was food distribution. Communist regimes of the 20th century were responsible for inducing famines that killed tens of millions of people. Communist China, for example, saw more than 80 million people die from famines from 1870 to 1970, but since the government opened up to the West and liberalized, there’s been no major famines for half a century. Now, famines are typically linked to armed conflict. Modern agriculture techniques and genetically modified crops allow farmers to grow more food than ever before, but unstable government, bad policies and wars can still wipe out progress in parts of the world. | Michael BastaschArtículo completo, aquí