diumenge, 25 de setembre del 2016

Sánchez da la puntilla al socialismo español



La noticia de hoy no es ni la mayoría absoluta del PP en Galicia ni la victoria electoral del PNV en el País Vasco, que todo el mundo daba por hecho, sino el hundimiento definitivo del PSOE, que en esas dos comunidades deja de ser el primer partido de la izquierda española en beneficio de Podemos.

Pedro Sánchez ha dado esta noche y en directo la puntilla al socialismo español, tras haber conducido al PSOE de derrota en derrota a la victoria final. La victoria final de Podemos.

Señoras y señores del PSOE, camaradas todas y todos, echad a la calle de una vez a Pedro Sánchez y reconstruid el partido, si es que todavía estáis a tiempo. Reconstruid el partido auténticamente socialdemócrata que España, y Europa, necesita. Y podéis empezar evitando unas terceras elecciones generales, que lo único que lograrían seria haceros desaparecer del mapa electoral, enterrados bajo 'doble llave' como el sepulcro del Cid.

Resultados definitivos, Galicia

Resultados definitivos, País Vasco


Así queda el mapa político de Galicia

UNANIMIDAD EN LOS MEDIOS:


Los resultados en País Vasco y Galicia refuerzan a Rajoy y hunden a Sánchez (El País)



Feijóo emerge como nueva estrella del PP y Sánchez se hunde como alternativa (El Español)



Feijóo gana y da munición a Rajoy ante la debacle de Sánchez en Galicia y País Vasco (El Confidencial)



El 25S da oxígeno a Mariano Rajoy y otra derrota histórica a Pedro Sánchez (eldiario.es)



Aval absoluto a Rajoy, «no» a Sánchez (La Razón)



La victoria de Feijóo y la debacle socialista refuerzan a Rajoy y debilitan a Sánchez (La Vanguardia)


'En España no habrá estabilidad hasta que no haya liderazgo. Y no habrá liderazgo hasta que los dos grandes partidos no pasen página'

La Generalidad descubre que la “lengua propia” de los catalanes es el español

PlazaMoyua hace un análisis de la última encuesta del barómetro del CEO (el CIS catalán)

– ¿Perfiere que le haga estas preguntas en catalán o en castellano?
  • Catalán: 25,4%
  • Castellano: 55,0%
  • Me la suda: 19,6%

preferencia-lenguas-catalugna-todos
– ¿Dónde ha nacido?
  • Cataluña: 58,9%
  • Otras CCAA: 22,3%
  • Unión Europea: 3,9%
  • Resto del mundo: 14,9%

– Preferencia libertad / igualdad:
  • Libertad: 32,5%
  • Igualdad: 57,4%
  • Depende: 6%
  • NPI: 3,5%

– ¿Cuál es su lengua? Nos referimos a la lengua que usted considera propia.
  • Catalán (valenciano / balear): 29,5%
  • Castellano: 42,3%
  • Ambas por igual: 20,5%
  • Otras lenguas: 7,6%
Tienen guasa los catalanes. El 29,5% tiene como “propio” el catalán, pero sólo el 25,4 prefiera responder en catalán. El 4,1% miente. Y el castellano lo tienen como “propio” el 42,3%, pero 55% prefiere responder en castellano. Otro 12,7% mintiendo con descaro sonrojante. Sumados dan el 16,8% que tiene como “propia” una lengua ni suya, ni cómodaActualización. Había un error. Es lógico que los extranjeros tengan por propia otra lengua, pero prefieran responder en castellano (no se les ofrece responder en su lengua).

– ¿Qué lengua hablabas de niño?
  • Catalán: 28,6%
  • Castellano: 52,1%
  • Ambas igual: 9,4%
  • Otras: 9,5%

– ¿Qué lengua habla más a menudo?
  • Catalán: 27,9%
  • Castellano 45%
  • Ambas igual: 29,1%
  • Otras: 4,5%

La primera pregunta, pero por tramos de edad.
– ¿Perfiere que le haga estas preguntas en catalán o en castellano?Queda mejor en hoja de cálculo:

preferencia-lenguas-catalunha

No tiene mucha pinta de que estén consiguiendo disminuir la despreferencia del español, ni la preferencia por el catalán. Podría interpretarse un pelín de movimiento en ese sentido entre los dos tramos más jóvenes, pero también es obvio que entre 18 y 24 son más tontitos y borregos. Y el cambio es mucho más por los que les da igual (+5,3%) que por los que prefieren catalán (+1,7%). 
Tal vez se vea más claro así, con el porcentaje de sólo los catalanes que han sufrido la “inmersión” (ahogamiento) en la fase supuestamente educativa.

¿Aumenta la esquizofrenia lingüística en Cataluña?


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A la luz de las preferencias lingüísticas de los catalanes, y sobre lo que consideran lengua “propia”, vamos a tratar de ver el efecto de la política de imposición generalizada del catalán. 
En un primer vistazo sobresalía que la preferencia por usar el catalán no aumentaba con la imposición lingüística del catalán. Donde aumentar se medía por la diferencia en tramos de edad. Cuanto más jóvenes, más imposición han sufrido en la fase de educación. Sobre todo los menores de 35.

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Sí se nota, en el último tramo, un cambio de preferir español a una indiferencia entre ser preguntado en español o catalán. Que puede venir por una diferencia en un mayor dominio del catalán, o por un efecto de la adolescencia (retardada) sobre la opinión. O por ambas. 
Habíamos apuntado también un fenómeno que vamos a llamar “esquizofrenia lingüística” — a falta de un término más adecuado. También le podríamos llamar “catalanitis lingüística”, porque es un fenómeno propio de Cataluña e inventado en Cataluña (ver nota al final). Definamos: Esquizofrenia (o catalanitis) lingüística: la diferencia entre la respuesta sobre la lengua preferida y la lengua “propia”. O sea, aquellos que consideran que la lengua en la que prefieren hablar no es su lengua “propia”. 
No se puede medir por la diferencia de respuesta respecto del castellano, por los extranjeros de lenguas diferentes del español o el catalán. No les ofrecen responder en su lengua. Sí se puede medir por la diferencia respecto del catalán, suponiendo que serán muy pocos los que prefiriendo hablar en catalán tengan por lengua “propia” el castellano. Y podemos mirarlo por edades, para tratar de ver el efecto del totalitarismo lingüístico.

esquizofrenia-lenguas-catalugna

Y de aquí es muy fácil mirar la diferencia. Contar el porcentaje de campeones que tiene como lengua “propia” el catalán, pero NO prefiere usarlo. Y por edades.

esquizofrenia-lenguas-catalugna-por-edad

También se puede ver, por edades, cómo cambia la descacharrante idea de lengua “propia”. Añadamos la respuesta “ambas por igual”, por si tiene interés.

lenguas-propias-en-catalunha-por-edad

Y por dar el contexto completo, las lenguas preferidas por edad. Está más arriba, pero lo hacemos en barras también.

lenguas-preferidas-en-catalunha-por-edad

Ya hay una idea bastante completa sobre el efecto del totalitarismo lingüístico. 
1) No aumenta la preferencia por responder en catalán si medimos desde los 35 -49 años para abajo (20,6% \pm \!\,\pm \!\,± 0,9%). Disminuye si contamos a gente de más edad. 
2) Aumenta la preferencia por el español según baja la edad, menos en el último tramo. En el que hay un trasvase de preferir responder en español a preferir igualmente ambas lenguas. Puede suponer simplemente un mayor dominio del catalán entre los jóvenes, sin que eso establezca una preferencia. 
3) Hay un marcado aumento de la esquizofrenia lingüística. Pero está muy concentrado en el último tramo de edad. Y esta es una interpretación delicada. Es muy típico pensar que la opinión predominante entre los más jóvenes será la opinión predominante del futuro. Pero a menudo sólo se trata de una opinión propia de jóvenes (por ejemplo, más chorradas), que van aprendiendo con la edad. En cuyo caso no es una opinión de futuro, sino de inmaduros. También les gusta más lo dulce, o el riesgo, sin que eso haga de lo dulce o del riesgo un gusto de futuro
Nota sobre lengua “propia”. Es muy muy extraña la pregunta en la que incluyen lo de “lengua propia”. 
Pot indicar-me quina és la seva llengua? Ens referim a quina és la llengua que vostè considera com a pròpia 
Cualquier no español alucinaría con la pregunta. ¿De verdad tienes que explicar a qué te refieres cuando preguntas por mi lengua? Y la explicación no explica nada, claro. ¿Qué puede querer decir “propia” si no basta con que sea “la mía”? Y como decíamos, es estrictamente un invento catalán. Exportado al resto de España, pero inexistente en el resto de la galaxia. Wikipedia lo explica bien. Entre las 283 lenguas activas de Wikipedia, sólo figura en español [–>], en catalán [–>], y en francés [–>]. Y en la Wiki francesa dejan muy claro que es un asunto de los españoles. El resto de la humanidad no tiene “lengua propia”, ni falta que le hace. 
También figura en una Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos, por supuesto … ¡de Barcelona! (1996) [–>]. 
De esas cuatro fuentes salen dos posibles definiciones de “lengua propia”. O es un término jurídico de los algunos estatutos de autonomía españoles, y eso no es algo sobre lo que se pueda opinar (aunque sea una imbecilidad), o es un término socio-histórico en la “declaración universal” esa. La lengua que habla “históricamente” una “comunidad lingüística” de un sitio. Y suponen que tú puedes pertenecer a una “comunidad lingüística” de una lengua que no hablas, porque te identificas dentro de un “pueblo” que hablaba sobre todo en esa lengua que te la sopla. Y esa es la pregunta que esperan que la gente entienda cuando dicen:  Ens referim a quina és la llengua que vostè considera com a pròpia. Parece normal que haya que tener menos de 24 años para apuntarse a semejante majadería. Pero ni siquiera entre los cachorros consiguen que la lengua “propia” mayoritaria entre los catalanes sea el catalán. 
EL título de la entrada preguntaba: ¿Aumenta la esquizofrenia lingüística en Cataluña? Y los números de esta encuesta sugieren que puede ser; o que pueden ser las chorradas de la edad inmadura.



Ser europeo


El periodista de origen húngaro Arthur Koestler observó que el combate entre el populismo y la democracia no se juega exactamente voto a voto, sino en la confrontación entre una batería de convicciones engañosas y unos principios más débiles e inseguros pero verdaderos. Las convicciones populistas se nutren de la mentira y del sentimentalismo, y prosperan en un mundo que se encierra en sí mismo. Los principios democráticos, en cambio, se asientan en las sociedades abiertas, a pesar de que nunca pueden presentarse como certezas absolutas, plenas, indiscutibles, sino tan solo relativas y parciales. El populismo juega al ataque; la democracia, a la defensiva precisamente porque carece de respuestas concluyentes. En el populismo se masca la tensión no resuelta entre la degradación social y un Estado ideal; la democracia, en cambio, sólo avanza lentamente, peldaño a peldaño, a partir de la enfangada realidad de la condición humana.

En Bratislava se acaban de reunir los 27 jefes de Estado de la UE, en su primer encuentro oficial tras el anuncio del Brexit. En juego, el propio futuro del proyecto europeo, si hacemos caso a las palabras de Angela Merkel. Cabe pensar que, algún día, los historiadores se referirán al Brexit como la primera victoria del populismo global en el siglo XXI. Una victoria basada en promesas falsas –“fuera de Europa se vive mejor”– frente a la verdad imperfecta de la UE. Sin embargo, las dudas de la primera ministra Theresa May invitan a pensar que, quizás, la salida del Reino Unido nunca llegue a tener lugar, al menos de una forma plena. Sólo el tiempo lo dirá.

El Daily Telegraph apuntaba hace unos días que las elites de la Unión propugnan una negociación exigente con el gobierno de Downing Street para convertir en inviable el Brexit, lo que parece implicar mayor dureza frente al populismo. Aunque no se ha hablado de ello oficialmente estos días en Bratislava. Mientras, siguen agrandándose los nubarrones de los males europeos: una economía renqueante, el envejecimiento de la población, la creciente atomización social, la rigidez fiscal, el endeudamiento y la pérdida de prestigio de la democracia representativa.

En este contexto, el riesgo de una crecida populista se hace más evidente. Europa necesita relanzar su proyecto sobre unas convicciones sólidas que no tengan marcha atrás, con altura de miras y ambición. La moderación es un valor de la democracia, pero la parálisis constituye un grave error. Aprender de los errores exige rectificarlos. Y ser europeo requiere solidaridad, integración, libertad y esperanza en un futuro mejor. Algo que, quizás, en estos últimos años, no hemos sabido ofrecer. | Daniel Capó


El Experimento: Capitalismo versus Socialismo



Si pudiéramos hacer el experimento de destruir el tejido político y económico de un país a través de un desastre natural -o una guerra- y luego reconstruir la mitad de él con el capitalismo y la otra mitad con el socialismo durante 50 años, podríamos saber científicamente cuál de los dos sistemas es el mejor. Pues bien, ese experimento ya ha tenido lugar. Si dejamos de lado el caso de China y Hong-Kong -por ser un ejemplo muy desequilibrado demográfica y territorialmente- encontramos el modelo idóneo en la Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial. El Este del país, comunista; y el Oeste, capitalista. Tras más de 40 años de 'experimento' el resultado es inequívoco y zanja, a favor del capitalismo, el debate sobre que sistema es mejor. Lo cuenta David R. Legates, profesor de la Universidad de Delaware:

In West Germany, capitalism rebuilt the devastated country into a political and economic power in Europe, rivaled only by its former enemy, Great Britain. Instead of creating a rich 1% and a poor 99%, West Germans thrived: average West Germans were considerably wealthier than their Eastern counterparts. The country developed economically, and its people enjoyed lives with all the pleasures that wealth, modern technologies and quality free time could provide.

By contrast, East Germany’s socialist policies created a state that fell woefully behind. Its people were much poorer; property ownership was virtually non-existent amid a collectivist regime; food and material goods were scarce and expensive, available mostly to Communist Party elites; spies were everywhere, and people were summarily arrested and jailed; the state pretended to pay its workers, and they pretended to work. A wall of concrete, barbed wire and guard towers was built to separate the two halves of Berlin – and keep disgruntled Eastern citizens from defecting to the West. Many who tried to leave were shot.

By the time of reunification, productivity in East Germany was barely 70% of that in West Germany. The West boasted large, vibrant industries and other highly productive sectors, while dirty antiquated factories and outmoded farming methods dominated the East. Even staples like butter, eggs and chicken – abundant and affordable in West Germany – were twice as expensive in the eastern “workers’ paradise.”

Coffee was seven times more expensive, while gasoline and laundry detergent were more than 2½ times more expensive. Luxury items, like automobiles and men’s suits were twice as expensive, color televisions five times more costly. About the only staple that was cheaper in East Germany were potatoes, which could be distilled into vodka, so that lower caste East Germans could commiserate better with their abundant Russian comrades.

Moreover, state-guaranteed health care in the East did not translate into a healthier society. In 1990, life expectancy in the West was about 3½ years longer than in the East for men, and more than 2½ years longer for women. Studies found that unfavorable working conditions, psychological reactions to political suppression, differences in cardiovascular risk factors and lifestyles, and lower standards of medical technology in East Germany were largely responsible for their lower health standards.

The socialist mentality of full employment for everyone led to more women working in the East than in the West. This pressure resulted in better childcare facilities in East Germany, as mothers there returned to work sooner after giving birth and were more inclined to work full-time – or more compelled to work, to put food on the table, which meant they had to work full-time and run the household. This also meant East German children had far less contact with their parents and families, even as West Germans became convinced that children fared better under their mothers’ loving care than growing up in nurseries.

As the education system in East Germany was deeply rooted in socialism, the state ran an extensive network of schools that indoctrinated children into the socialist system from just after their birth to the university level. While it’s true that today East Germans perform better at STEM (science, technology, engineering, math) studies than their Western counterparts, that may be explained in part by the influx of numerous poorly educated immigrants to former West German areas, and the extensive money invested in the eastern region since reunification.

However, schools of the East were not intended to establish creative thinking, which results in creativity and innovation. Rather, they were authoritarian and rigid, encouraging collective group-think and consensus ideas, rather than fostering outside-the-box thinking, novel philosophies and enhanced productivity. Thus, East German technology was slow to develop and students were often overqualified for available jobs.

Did the East gain any advantage? Nudism was more prevalent in the East, if that was your thing. Personal interaction was higher too, because telephones and other technologies were lacking. But even though East Germany was much better off than other Soviet satellite countries (a tribute to innate German resourcefulness), East German socialism offered few advantages over its capitalist western counterpart. In fact, in the years since reunification, homogenization of Germany has been slow, due largely to the legacy of years lived under socialist domination, where any work ethic was unrewarded, even repressed.

Freedom was the single most important ingredient that caused West Germany to succeed. Freedom is the elixir that fuels innovation, supports a diversity of thought, and allows people to become who they want to be, not what the state demands they must be. When the government guarantees equality of outcomes, it also stifles the creativity, diversity, ingenuity and reward systems that allow people and countries to grow, develop and prosper. The Experiment has proven this.