"La principal virtud de la democracia es que deja obsoleta la revolución"
"La revolución consiste en imponer tu fantasía política a todos los demás"
"Los científicos deberían ir a donde les lleve su ciencia, no sus ideas políticas"
"Pensar suele reducirse a inventar razones para dudar de lo evidente"
"No es una de las dos Españas la que nos hiela el corazón, sino la atroz semejanza entre quienes creen que hay dos"
dilluns, 30 d’octubre del 2017
Cuando una masa de 'charnegos' y 'botiflers' salvó Cataluña del medioevo y la devolvió hacia un futuro de progreso y libertad
No ha sido el pelotón de soldados de Spengler sino una marea de ciudadanos iguales y diversos la que al final ha salido a la calle a 'salvar la civilización'. Una civilización democrática a la que llamamos Constitución.
Decenas de miles de 'charnegos' y 'botiflers', por segunda vez en pocas semanas, ocupamos el centro de Barcelona para intentar salvar Cataluña del medioevo. Para salvarnos de gobiernos maquiavélicos que rompen la legalidad democráticamente consensuada para imponer la suya particular, divisoria y excluyente. Para evitar ser llevados a un feudalismo nacionalista, identitario, etnicista y supremacista, que nos desgaja de España y de Europa y nos condena a la autarquía política, económica y social.
Catalanes, españoles y europeos. Ciudadanos de un proyecto común que apuesta por el progreso y no por el regreso. Que apuesta por la igualdad en libertad de los distintos y no por la creación de nuevas estructuras de poder basadas en la asimilación o la integración identitaria.
Los 'charnegos' y 'botiflers', hombres y mujeres, jóvenes y viejos, de derechas y de izquierdas, ricos y pobres, de la feria de abril y de la Diada de Sant Jordi, de la copla y de Serrat, cazurros y estirats, hemos salido de nuevo a la calle a 'pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo'. Algo tan nuevo y tan viejo como nuestra igualdad en la diversidad y nuestra voluntad de seguir siéndolo.
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