La OTAN fue una alianza creada para proteger a Europa Occidental de una invasión soviética. Sin embargo, no sólo no desapareció cuando se derrumbó la URSS en 1991 sino que se amplió para incluir a los antiguos satélites soviéticos y los estados bálticos.
Desde entonces nadie ha respondido con claridad a unas preguntas reiteradamente formuladas a un lado y otro del Atlántico: ¿cuál es el propósito de una OTAN postsoviética? ¿sirve la OTAN al interés nacional de Estados Unidos? ¿por qué la contribución militar de Europa a la OTAN no es equivalente a la de los EE.UU.?
El propósito de la OTAN sigue siendo garantizar la seguridad de sus miembros en territorio europeo. Sin embargo, las guerras actuales estadounidenses están fuera de esta área geográfica. Es cierto que la OTAN puede ahora también actuar militarmente fuera de ella. Sin embargo, el apoyo militar de los países miembros ya no es automático y limitan su contribución, material y/o financiera, a su antojo.
Es decir, la OTAN ha dejado de ser una alianza. Los países miembros actúan legítimamente como estados soberanos y participan o no en una guerra liderada por los EEUU según sus intereses. Pero ello cambia radicalmente sus relaciones con los EE.UU. Si las naciones europeas son libres de seguir sus propios intereses, los Estados Unidos también.
Así pues, ¿cuál es el compromiso de los países de Europa con los Estados Unidos y cuál el de Estados Unidos con Europa? Los intereses han divergido y la base geopolítica para ese compromiso se ha reducido. La OTAN sigue sin encontrar su lugar en el mundo. ¿Ha quedado definitivamente obsoleta?
Leer aquí el artículo de George Friedman que ha dado pie a este resumen
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