Apenas pasa un día sin que se nos advierta que pueblos y ciudades costeras quedaran sumergidas por el aumento de los mares debido al calentamiento global.
Se nos dice que el dióxido de carbono atrapa el calor que ha sido irradiado por los océanos, y que esos océanos calentados derriten los casquetes polares. Si bien esto parece una propuesta plausible a primera vista, cuando uno realmente lo examina de cerca, aparece un error importante.
En pocas palabras, el agua necesita mucha energía para calentarse y el aire no contiene mucha. De hecho, en una comparación volumen/volumen, la relación de capacidades de calor es aproximadamente de 3300 a 1. Esto significa que para calentar un litro de agua a 1°C se necesitan 3300 litros de aire a 2°C, o un litro de aire a unos 3300°C !
Esto no debería sorprender a nadie. Si derramas agua fría en el suelo y luego intentas evaporarla poniendo una docena de calentadores en la habitación ¿alguien cree que el agua se llegará a calentar?
El problema se vuelve aún más difícil si se considera el tamaño del océano. Básicamente, hay demasiada agua y no hay suficiente aire.
¡El océano contiene un colosal 1,500,000,000,000,000,000,000 litros de agua! Para calentarla, incluso en una pequeña cantidad, se necesita una cantidad asombrosa de energía. Para calentarla 1˚C se requieren 6,000,000,000,000,000,000,000,000 julios de energía.
Pongamos esta cantidad de energía en perspectiva. Si todos los habitantes del planeta apagáramos todos nuestros electrodomésticos y nos fuéramos a vivir en cuevas y dedicáramos cada planta de carbón, nuclear, gas, hidroeléctrica, eólica y solar a solo calentar el océano, tardaríamos unos 32,000 años en conseguir que aumentase de temperatura en un mísero grado centígrado.
En resumen, nuestra influencia en nuestro clima, incluso si realmente lo intentamos, ¡es minúscula! Por lo que tiene sentido hacerse esta pregunta: si el océano se calentara por los 'gases de efecto invernadero' de la atmósfera ¿a qué temperatura tendría que estar el aire? Si el océano se calienta 1°C ¿cuánto tendría que calentarse el aire para lograrlo?
Desafortunadamente, por cada tonelada de agua solo hay un kilogramo de aire. Teniendo en cuenta las capacidades de calor relativas y las masas absolutas, llegamos a la asombrosa cifra de 4.000°C. Es decir, si quisiéramos calentar todo el océano 1°C y quisiéramos hacerlo calentando el aire que está sobre él, tendríamos que calentar el aire a unos 4.000° C.
Pero hay otro problema, y es que el aire se asienta sobre el agua: ¿cómo ese aire podría calentar el agua profunda del océano? Incluso si la superficie se calentara, el agua tibia simplemente quedaría encima del agua fría.
Por lo tanto, si el océano se estuviera calentando por los 'gases de efecto invernadero' del aire veríamos un sistema con un enorme retraso térmico: para que el océano sea solo un poco más cálido, la tierra tendría que estar sustancialmente más caliente y el aire muchísimo más (para crear el gradiente de temperatura que facilitaría la transferencia de calor del aire al agua).
En consecuencia, cualquier calor medible en el océano estaría acompañado por una anomalía enorme y obvia en las temperaturas del aire, y no tendríamos que molestarnos en mirar la temperatura del océano.
Entonces, si el aire no contiene suficiente energía para calentar los océanos o derretir los casquetes polares ¿que lo contiene?
La Tierra está inclinada sobre su eje, y esto nos da las estaciones. Cuando el hemisferio sur se inclina hacia el sol, tenemos más luz solar directa y días más largos. Cuando se aleja del sol, tenemos menos luz solar directa y días más cortos.
El resultado directo de esto es que en verano hace calor y en invierno hace frío. En invierno ponemos los calentadores en nuestros autos y en verano los aires acondicionados. En invierno, los casquetes polares se congelan y en verano 60-70% de ellos se derriten (unos diez millones de kilómetros cuadrados). En verano el agua es más cálida y en invierno más fresca (pregunte a cualquier surfista).
Todos estos cambios están determinados directamente por la cantidad de luz solar que obtenemos. Cuando las nubes se despejan y nos baña la luz del sol, no nos quitamos el jersey debido al calentamiento de la atmósfera por el 'efecto invernadero' sino debido al calor directo causado por la luz solar en nuestro cuerpo. La influencia del sol es directa, obvia e instantánea.
Si la enorme influencia del sol en nuestro clima es tan obvia, entonces ¿por qué acto de locura miramos una variación de una fracción de un porcentaje en cualquiera de estas variables y no miramos al sol como la causa? ¿Por qué atribuimos cualquier calentamiento de los océanos al dióxido de carbono cuando hay un culpable mucho más obvio y cuando un honesto examen de la termodinámica lo hace imposible?
Dr. Mark Imisides
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