Al emitir en directo la reunión de portada de EL MUNDO, el pasado miércoles, nuestra intención era mostrar el debate sobre la conveniencia de publicar la imagen del cuerpo sin vida del pequeño Aylan. No hubo debate: todos los presentes coincidieron en que la imagen debía publicarse y que, hacerla más digerible para los lectores, traicionaba la realidad que viven los refugiados que tratan de llegar a Europa.
La fotografía ocupó más de la mitad de nuestra portada, pero no iba acompañada de grandes titulares. Ninguno habría podido añadir mucho: la guerra que Aylan había intentado dejar atrás, el intento de sus padres de darle una vida mejor, los sueños varados en esa playa donde unos niños jugaban y otros se ahogaban, la desigualdad que tan insoportable se nos hace hasta que el telediario da paso a los Deportes, todo quedaba dicho en la fotografía tomada por la reportera turca Nilufer Demir.… Seguir leyendo »
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