dimarts, 1 de novembre del 2016

El Tratado de Libre Comercio entre la UE y Canadá que la ultraderecha y la extrema izquierda no querían



El Tratado eliminará el 98% de los aranceles

Comportará un ahorro anual de 500 millones de euros para las empresas europeas que venden en Canadá

Acceso de las empresas de la UE a los contratos públicos canadienses

Abre el comercio de servicios

Protección de las innovaciones, los artistas y los productos tradicionales europeos

Así como de la democracia, los consumidores y el medio ambiente

Hicieron falta cinco años para llegar a un acuerdo. Durante el verano de 2014, los equipos negociadores concluyeron las reuniones de trabajo de manera satisfactoria y el kilométrico texto final, de 1.634 páginas de extensión, fue publicado por la Unión Europea y por el Gobierno de Canadá. Comenzó entonces un largo proceso de aprobación que también sirvió para bautizar el tratado como CETA, por sus siglas en inglés (Comprehensive Economic and Trade Agreement).

Aunque a ambos lados del Atlántico hay amplias mayorías políticas que respaldan la firma del CETA, la negociación ha estado a punto de irse al traste en 2016, a raíz del auge político del populismo proteccionista. Durante los últimos meses, hemos visto cómo la izquierda radical y la ultraderecha europea han sumado sus fuerzas para oponerse al pacto.

En España, sin ir más lejos, Podemos ha participado en diversas movilizaciones contra el acuerdo. Además, el partido morado ha introducido diferentes iniciativas parlamentarias contrarias al tratado, argumentando que su firma "amenaza nuestros derechos y cercena la soberanía popular". Más grave fue lo ocurrido en Bélgica, donde la región de Valonia estuvo a punto de vetar el acuerdo. 

Lo que supone el acuerdo

Por volumen de importaciones y exportaciones, Canadá es el socio comercial número doce de la Unión Europea. Las exportaciones e importaciones entre ambos bloques mueven 60.000 millones de euros cada año. Los sectores de actividad europeos que más se benefician del comercio con Canadá son los de la maquinaria, los bienes de equipo y los productos químicos. También hay importantes lazos en otros campos como el transporte, el turismo, las telecomunicaciones, los seguros…

La firma del CETA también facilita los flujos de inversión entre el Viejo Continente y Canadá. Con 225.000 millones de euros al año, la UE es el segundo país que más invierte en Canadá, solamente por detrás de EEUU. Al mismo tiempo, Canadá es el cuarto país que más invierte en la UE, inyectando más de 117.000 millones de euros por ejercicio.

El acuerdo va a eliminar el 98% de los aranceles que encarecen las importaciones, con un ahorro anual de 500 millones de euros para las empresas europeas que venden en Canadá. Además, el CETA permitirá que las sociedades del Viejo Continente puedan optar a contratos públicos en Canadá, al tiempo que abrirá la puerta a que firmas canadienses opten a adjudicaciones en la UE.

Otro aspecto importante es el del reconocimiento mutuo de numerosas profesiones colegiadas o altamente reguladas. Arquitectos, ingenieros, contables y otros profesionales podrán prestar sus servicios en ambos bloques económicos sin sufrir las trabas e impedimentos actuales.
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Guillermo Julio Sáez