La nada sospechosa de prejuicios anti-inmigración Hillary Clinton pedía a Europa que pusiera freno a la inmigración en una entrevista publicada el 8 de noviembre en el periódico británico The Guardian. Lo decía con estas palabras:
"Admiro los enfoques muy generosos y compasivos que tomaron particularmente líderes como Angela Merkel, pero creo que es justo decir que Europa ha hecho su parte y que debe enviar un mensaje muy claro:" no vamos a poder continuar brindando refugio y apoyo ', porque si no lidiamos con el problema de la migración , continuará arruinando el cuerpo político ".
Para algunos, las palabras de Hillary pueden resultar sorprendentes, aunque lo realmente sorprendente es que la izquierda, cuya vocación es regularlo todo, haya permitido cuando no alentado este salvaje laissez faire, laissez passer migratorio.
En los últimos cinco años han muerto o desparecido solo en el Mediterráneo 17.645 personas, 2.297 el año pasado, de las cuales 809 se dirigían hacia España. Un auténtico migranticidio. En comparación estadística con el feminicidio, 47 mujeres fueron asesinadas por 'violencia de género' en el mismo período de tiempo.
Sin embargo, el elevado número de víctimas en el mar no parece ser disuasorio, probablemente porque la gran mayoría de los que intentan entrar irregularmente en España lo consiguen. El año pasado fueron 64.298, de los cuales 57.489 llegaron por mar en 2.109 embarcaciones y 6.800 lo hicieron por tierra saltando a Ceuta y Melilla.
La baja percepción disuasoria del peligro es uno de los efectos perversos de la sin duda bienintencionada acción humanitaria de las ONG, que a mayor éxito de sus operaciones de salvamento más inmigrantes se lanzan al mar. Otras veces, la acción humanitaria parece sustituir a las mafias cuando 'rescatan' inmigrantes a 20 km de Libia y, en lugar de devolverlos sanos y salvos a la costa africana, los embarcan rumbo a España en una larga travesía de 2.000 a 2.500 km. Es la trágica paradoja de los rescates.
Poner fin a tantas muertes y a tantas entradas ilegales solo sería posible si existiera una disuasión creíble. Hace cuatro años, el Gobierno australiano fue criticado por publicar un anuncio en el que desalentaba a los solicitantes de asilo a viajar ilegalmente al país. "No Way". "No harás de Australia tu hogar. Si subes a un barco sin visado, no acabarás en Australia. Cualquier embarcación que intente entrar ilegalmente en Australia será cuidadosamente interceptada y expulsada de las aguas australianas". Era un mensaje duro, pero que funcionó. Las cifras de inmigración ilegal en Australia son ahora las más bajas en diez años.
Tanto es así que a principios de 2017 al menos seis países europeos y la Unión Europea pidieron secretamente a Australia asesoramiento sobre cómo detener la avalancha de solicitantes de asilo que llegaban por mar. En una reciente cumbre, varios países miembros de la UE accedieron a copiar el modelo australiano de devolver los barcos de migrantes.
Todos los líderes europeos son conscientes que la inmigración ilegal es mala, pero la mayoría no se atreven a decirlo abiertamente y combatirla sin hipocresía. La inmigración irregular es mala porque miles de personas pierden la vida en ella. Es mala porque en los países afectados por la misma reduce la seguridad, dificulta la convivencia, sabotea el mercado laboral y la fiscalidad, limita la gobernabilidad, abona el populismo y erosiona el estado de derecho. Y, por si todo ello fuera poco, al sumarse a la elevada inmigración legal satura cualquier posibilidad no ya de asimilación, total o parcial, sino ni tan siquiera de integración, exacerbando el tribalismo identitario y el calidoscopio multicultural.
Un estudio reciente de investigadores del Massachusetts Institute of Technology y de la Yale University estima que los indocumentados en Estados Unidos serían unos 22.1 millones en lugar de los 11-12 millones estimados oficialmente. Ante cifras como esa ¿qué presupuestos y políticas públicas pueden hacerse si el Estado desconoce la existencia y la actividad de millares, de cientos de miles o incluso millones de personas, dentro de su territorio?
La inmigración ilegal es, además, una bomba de relojería que las organizaciones yihadistas como Estado Islámico o Al Qaeda, casi derrotadas en Irak y Síria, quieren activar. El terrorismo islamista está desembarcando en el Shael con el objetivo de fomentar e infiltrar una nueva oleada migratoria con destino a Europa. Lo ha advertido el jefe del Programa Mundial de Alimentos de la ONU: "Si los europeos creen que han tenido un grave problema migratorio a consecuencia de la desestabilización y la guerra en una nación de 20 millones de personas como Siria, que esperen a ver lo que pasará cuando la región del Sahel con 500 millones de personas se desestabilice aún más. La comunidad europea y la comunidad internacional tienen que despertar".
Cerrar los ojos, ignorar el problema y no atajarlo es un suicidio. Sin embargo, la gran mayoría de los partidos del establishment parecen incomprensiblemente decididos a dejar el sentido común en manos de Vox y sus pares.
THE CATALAN ANALYST
.....................................................................
Artículos citados:
El Isis está tratando de fomentar una ola de migración a Europa, dice funcionario de la ONU
Australia: un modelo para contener la inmigración
Hillary Clinton: Europa debe frenar la inmigración para detener a los populistas de derecha
¿Es la inmigración un derecho?
En Europa, la "crítica de la migración" se convertirá en un delito penal