dimarts, 26 de juny del 2018

Con los tuits previos a una manifestación se puede predecir la violencia posterior




Acaba de publicarse un artículo que estudia el riesgo de que las manifestaciones se conviertan en violentas y propone que, aunque no son los únicos, hay dos factores claves: (1) el grado en que la gente ve la manifestación como una cuestión moral (2) el grado de convergencia moral percibida, es decir, el grado en que los participantes creen que los demás comparten sus actitudes morales. También sugieren los autores que se pueden medir estos dos factores de riesgo por la actividad en las redes sociales y encuentran que la retórica moral aumenta en las redes en las horas previas a las manifestaciones y que este aumento de carga moral predice el número de detenciones que ocurrirán posteriormente en la manifestación. Vamos a ver el estudio con un poco más de detenimiento.

El estudio se ha realizado en EEUU e intenta buscar una explicación a la aceptación de la violencia en las manifestaciones, algo que está ocurriendo con relativa frecuencia en ese país con incidentes recientes como los de Ferguson, Missouri, o los de Charlottesville, en Virginia. Y los autores se centran en la moralización porque cuando una cuestión se moraliza se convierte en un asunto de bien y mal y deja de ser sólo una preferencia personal, que nos guste o aprobemos más o menos una protesta. Cuando el asunto se moraliza se hace más absoluto y menos susceptible a cambio, se impone el sentimiento de que “se debe” hacer algo de una u otra manera y esto contribuye a que se apoyen actuaciones violentas.

Los autores observan que hoy en día las manifestaciones vienen precedidas de discusiones en Twitter y Facebook acerca de cuestiones morales como la justicia o injusticia social. Las redes sociales se han convertido en importantes herramientas para expresar la desaprobación moral y hay estudios que encuentran que los tuits con contenido moral se diseminan en mayor medida. Como hemos tratado anteriormente, las redes son el lugar para expresar la indignación moral y, por otro lado, como decíamos al hablar de la violencia virtuosa, los sentimientos morales proveen muchas veces la base para la violencia. Cuando uno percibe la obligación moral de hacer algo y no lo puede hacer de otra manera existe el riesgo de justificar el paso a la fuerza y la violencia. Los suicidas bomba, por poner un ejemplo extremo, matan a otros en nombre de una autoridad divina y de unos principios morales convencidos de que están haciendo lo correcto y lo moralmente bueno. Así que conviene recordar que hay una asociación entre creencias morales y violencia y que la moralización es una factor de riesgo para la violencia.

Pero los autores propone que el riesgo de violencia no depende sólo de la moralización sino del grado en que la gente cree que los demás comparten sus creencias morales, un fenómeno al que ellos llaman convergencia moral percibida. Cuando la gente encuentra a otros que comparten sus actitudes morales esas actitudes son validadas y reforzadas y se hacen más fuertes e intransigentes, con lo que aumenta el riesgo de utilización de la violencia para conseguir los fines morales deseados. Esta percepción de que hay una convergencia moral se puede ver influida por la dinámica de las redes sociales ya que la gente tiende a agruparse con otra gente que tiene las mismas creencias en lo que se ha dado en llamar cámaras de eco (echo chambers) o burbujas aisladas.
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