dijous, 22 de febrer del 2018

'Mutilaré a Cospedal' es expresión poética, 'Mutilaré a Ada Colau' sería delito de odio




La libertad de expresión es tan importante que hay que tolerar sus excesos. Pero hay expresiones que son algo mucho peor que ser excesivas: son amenazas, y amenazas creíbles. Y eso, nos guste o no, es un delito. A veces, puede ser difícil delimitar el delito de la libertad de expresión, pero para eso están los jueces, incluida la posibilidad de apelación si se cree que la sentencia es injusta.

La camada progre defiende a José Miguel Arenas, alias Valtonyc, simplemente porque es de los suyos. Para ellos, Valtonyc no es un delincuente, es un poeta. Poeta estilo Mao, Ho Chi Min e incluso Stalin adolescente. Asesinos que ejecutaron las amenazas de sus versos. Sin embargo, si las canciones de Valtonyc las hubiese compuesto un ultraderechista neonazi no serían obra de un artista sino de un genocida y se estaría pidiendo, probablemente con éxito, que se acallase para siempre su voz.

Si las letras fuesen estas, la izquierda hubiese salido a las calles indignada por la impunidad de tan flagrante delito: 'Llegaremos a la nuez de tu cuello, cabrón, encontrándonos en el palacio de Puigdemont, kalashnikov', 'Que explote un bus de Podemos con nitroglicerina cargada', 'Mataría a Carolina Bescansa, pero antes, le haría ver como su hijo vive entre ratas', 'Manuela Carmena tiene una cita en la plaza del pueblo, una soga al cuello y que le caiga el peso de la ley' o 'Después mutilaré a Ada Colau / Mónica Oltra, con la rabia del pueblo...'. Pero como los nombres son el Rey, Esperanza Aguirre o Cospedal, las canciones dejan de ser delito para ser obras de arte protegidas por el derecho de libre expresión.

Los que defienden al rapero condenado

Jorge Campos
22 de febrero de 2018

MALLORCADIARIO.COM.- La extrema izquierda, los separatistas y unos individuos que dicen que pertenecen al mundo de la cultura, pero que realmente pertenecen al mundo de los amigos de los delincuentes, consideran que la condena al rapero es una vulneración de la libertad de expresión; entre otras falsedades y barbaridades contrarias al Estado democrático de derecho.

La realidad es que estamos ante una sentencia condenatoria por los delitos de enaltecimiento del terrorismo, humillación a las víctimas, injurias graves y amenazas de muerte, dictada por la más alta instancia judicial de España, el Tribunal Supremo, que ratifica en todos sus extremos la de la Audiencia Nacional. Puede parecer ridículo tener que aclararlo, pero para algunos resulta necesario: No soy yo quien ha condenado al rapero, sino el Tribunal Supremo. Que me ha dado la razón sobre los hechos que denuncié: Las amenazas de muerte hacia mi persona. Amenazas que se han probado reales y probables de producirse según consta en las sentencias de los citados tribunales: «Jorge Campos merece una bomba» «llegaremos a la nuez de tu cuello, cabrón, encontrándonos en el palacio del Borbón, kalashnikov» «le arrancaré la arteria y todo lo que haga falta» «tu bandera española está más bonita en llamas, igual que un puto Patrol de la guardia civil cuando estalla». Amenazas reales y probables de producirse porque estas canciones las crea el rapero como respuesta a una previa condena por amenazas e intento de agresión hacia mi persona por varios miembros de Maulets/Arran, grupo violento con el que colabora Valtonyc.

Las barbaridades de las otras canciones: «Para todos aquellos que tienen miedo cuando arrancan su coche (en referencia a la Policía Nacional y Guardia Civil) que sepan que revienten sus costillas, exploten, brindaremos con champán» «tenemos corazón grande, y de justicia que se enamora si explotan tropas españolas», junto a las mofas sobre niños asesinados por ETA y sus familias, o sobre víctimas de secuestros, se incorporaron a la causa gracias al excelente atestado de la Policía Nacional. Por su gravedad fueron perseguidos por la Fiscalía y el caso trasladado a la Audiencia Nacional.

Esto no es libertad de expresión. La libertad de expresión tiene unos límites, sobrepasados totalmente cuando se incurre en enaltecimiento del terrorismo, humillación a las víctimas, injurias graves y amenazas de muerte contra mi persona. Amenazas del rapero que se dirigen a los grupos violentos de extrema izquierda separatista que, como ARRAN, llevan años insultándome, amenazándome e intentando agredirme. Y que acaban de volver a hacerlo en estos términos: “Jorge Campos, el pueblo de Mallorca no olvida que eres culpable de la sentencia al compañero Valtonyc. ¡Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos domir! ¡NI OLVIDO NI PERDÓN!”

En la memoria de las víctimas de los violentos constará esta sentencia como ejemplo de justicia y esperanza democrática, para mayor vergüenza de los pseudoartistas subvencionados, políticos y cargos públicos que defienden al rapero condenado.







'Vamos a contra mentiras'. Las Fake News de Bea Talegón










Para Mas la declaración de independencia fue una mentirijilla que se exageró, 'pero eso no la convierte en un engaño'







Puigdemont está cada día más solo y más traicionado


Marta Pascal le ha dicho a Puigdemont que ella nunca va a dejarle tirado, pero que tiene que entender que un pueblo entero no puede morir por él. Pascal sabe lo que se cuece en el entorno de Puigdemont y cómo se afilan los cuchillos para matarle.

Agustí Colomines, que hoy es uno de los principales ideólogos del forajido, le suplicó a Marta Pascal ser consejero de Cultura en la última crisis del gobierno autonómico, previa al 1 de octubre, y al no ser el elegido, se dedicó a insultar a la coordinadora de su partido sin más propósito que el de la venganza personal. Años atrás fue comunista, antes de incorporarse al carro convergente, cuando intuyó que iba a gobernar. Justo después de que no le hicieran consejero, colocó a su novia, Aurora Madaula, en el entorno de Puigdemont.

En este sentido, Mara Pascal ha sido generosa con Puigdemont tratando de explicarle que su pretendido círculo íntimo va a traicionarle. No sólo Colomines, aunque sea la metáfora perfecta de la traición: también Elsa Artadi, que de independentista tenía lo justo cuando militaba en Convergència, y que se hizo de Puigdemont cuando fue su único modo de estar en la lista electoral. El PDECat todavía espera una explicación personal de Aradi -y no por teléfono, a las secretarias- de por qué abandonó su militancia.

Por su parte Quico Homs, propuesto por la CUP como coordinador de las defensas de los implicados en el 1 de octubre, se dedica al juego partidista del modo más indisimulado.

Hasta seis medios de comunicación acreditan que fue él quien filtró la declaración de Marta Rovira desde dentro de la Sala del Supremo, lo que está prohibido para cualquier abogado. Igualmente, hace meses, acudió a una de las reuniones del «estado mayor» del procés y filtró el nombre de los asistentes a la agencia Efe para incluirse como protagonista y hacerse el importante, pero con tan mala fortuna que confesó la alineación justo el día que faltaban dos de los más significativos titulares: y eso le delató, de modo que le expulsaron de las reuniones. Años antes le pasó con la foto de del «consell executiu» que filtró a «La Vanguardia»: sólo faltaba él, y todo el mundo supo que era el fotógrafo.

(...)

todo el mundo está a la espera de que Puigdemont baje de la nube de falso azúcar en oa que vive instalado. En algún momento se creyó que sería el Estado quien iba a bajarle; luego pensamos que serían los catalanes a través de su sufragio, y en los últimos días hemos comprendido que serán los propios dirigentes de su partido y de su entorno los que le harán entender que su momento ha pasado, que fuera de la legalidad él puede funcionar, pero no un pueblo entero que necesita su gobierno diario para sobrevivir y prosperar, y que su momento de rendirse ha llegado, y no porque lo diga España, sino porque siete millones de catalanes, incluyendo el millón que le votó, necesitan recuperar la normalidad, la funcionalidad, y esa autonomía que tanto desprecian los independentistas cuando la tienen funcionando a toda máquina y que cuando no la tienen, tanto la encuentran a faltar | SALVADOR SOSTRES

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