divendres, 22 de febrer del 2019

Jussie Smollett, actor en la serie Empire de HBO, simuló una agresión racista y homófoba para acusar a seguidores de Trump


Sobre esta tema, poca o ninguna información habrán encontrado en nuestros medios, y menos aún en los Telediarios de Rosa María Mateo y los que sí se han hecho eco, lo han publicado con la discreción debida.

                                                     
Es por ello que les remito a este hilo de @Monolocus 
y les evito la angustia de leerlo en la 'prensa de calidad'






29 de enero de 2019: Jussie Smollett, actor en la serie Empire de HBO, denuncia una agresión homófoba y racista contra su persona.


Declara Smollett que había salido a las 2:00 a.m. a por algo de cenar, y ya de camino a casa dos varones blancos con gorras de la campaña de Trump le reconocieron: "¡Eh, ¿tú no eres ese negro marica de Empire?"
Siempre según declaración de Smollett, acto seguido los dos tipos se abalanzan sobre él y se inicia un intercambio de golpes en el que él lleva la peor parte. Cuando se dan a la fuga, el actor se da cuenta de que le han puesto una soga al cuello y de que le han echado lejía.
Hay que explicar que la soga forma parte de la imaginería racista del KKK, así como la lejía, que serviría para "blanquear". hasta aquí, parece obvio que es un ataque racista en toda regla. Y perpetrado por dos seguidores de Trump.
La noticia corre como la pólvora. los medios se vuelcan en la noticia sin ahorrar en detalles. El propio actor da una emotiva entrevista en la cadena ABC contando todo, desde la descripción de los agresores hasta sus conclusiones sobre Trump, etc...
Ni qué decir tiene, la historia hace las delicias del progresismo estadounidense. La policía de Chicago anuncia investigación sobre posible delito de odio, y las redes sociales se inundan de comentarios en apoyo al actor progresista, negro y gay.
"Otro puto día en América", dice el muy progresista productor de la serie Empire. Un senador demócrata aprovecha para promocionar en redes su "ley antilinchamientos" en proceso. Perfecta sincronización, teniendo en cuenta que no se han registrado linchamientos desde los años 60.
Otros políticos, demócratas y no demócratas, como Kamala Harris o Nancy Pelosi, condenan la agresión. Cantantes, actores de Hollywood y en general el ala progresista del famoseo (o sea casi todos) se adscriben a la teoría del linchamiento.
Sin embargo, hubo un par de tipos que no se adscribieron a dicha teoría: los detectives que investigaban el caso.
Los detectives trabajan haciéndose preguntas. Por ejemplo: ¿qué hace una estrella de la televisión saliendo a por hamburguesas a las dos de la mañana en una de las noches más frías de la historia?¿Cómo sabes que son blancos si estaban encapuchados y según tú no se veía bien?
"Por suerte", respondió el actor, "en esa calle hay una cámara de seguridad. Pueden comprobar mi versión cuando quieran". Efectivamente, había una cámara de control de tráfico contenida en una burbuja protectora. Lo que el actor no sabía es que la cámara miraba en otra dirección.
Lo que la cámara grabó minutos antes de los hechos fue a dos tipos de raza negra llevando algo en las manos. Se van fuera de plano. Luego llega el actor, que también se pierde fuera de plano para reaparecer algo después llevando aún la bolsa de hamburguesas.
Los policías amplían la imagen y obtienen los rasgos de uno de los sospechosos. Luego preguntan al actor si esos son los agresores, a lo que el actor responde rotundamente: SON ELLOS. Sin saber que la policía sabe que al menos uno de ellos es negro.
Los detectives empiezan a comparar el rostro del sospechoso con personas cercanas al actor, que hayan trabajado con él, que vivan cerca de él, etc... Y encuentran a alguien: un secundario que había trabajado en un par de capítulos de la misma serie en la que trabaja Smollett.
La policía se pone en contacto con el sospechoso. No necesitan presionarle mucho para que cante de plano. Al parecer, Smollett le habría contratado por unos miles de dólares para simular el ataque. Los detectives averiguan incluso dónde fue adquirido el atrezzo: gorras, lejía...
Nada de esto lo sabe aún Smollett, que va de entrevista en entrevista reforzando la historia y añadiendo detalles, como que "los agresores también recibieron, y por eso huyeron", e incluso que en el momento de los hechos, el actor hablaba por teléfono con su representante.
Cuando los detectives, que están al tanto de lo que dice el actor en redes y medios, piden a Smollett su teléfono para verificar ese detalle, Smollett se niega a entregarlo.
Finalmente, trasciende a los medios que los "sospechosos" han dejado de serlo y son liberados con cargos. Ambos son de raza negra, hermanos, y conocidos de Smollett. 24 horas después, Smollett es ya el principal sospechoso de su propio ataque.
La histeria antiTrump es tan delirante que necesita fabricar sus propios terrores. Un actor a punto de lanzar su prometedora carrera acaba de tirarla a la basura haciendo un monumental ridículo porque nada le era suficiente: necesitaba ser LA VÍCTIMA NÚMERO UNO.
Por supuesto, Smollett estaba convencido de que su plan tendría éxito porque había entendido perfectamente la dinámica de los medios de comunicación: comprar todo aquello que se ajuste a su relato. Un relato que se nutre de fraudes.
El fraude de Smollett era bastante obvio. La soga, la lejía, el negro marica, las gorras de Trump... era perfecto. Él sabía que ningún periodista pondría el más mínimo "pero" a la historia.
Su error fue precisamente ese, pensar que la narrativa de los medios lo es todo. Pero para los detectives la narrativa de los medios no es nada. Ellos se hicieron preguntas, y no encontraron respuestas satisfactorias.
Este caso también fue sonado. Iglesia vandalizada con la pintada "HEIL TRUMP", esvásticas y frases anti-gays. El vándalo resultó ser el organista gay de la parroquia.

Una iglesia negra ardió en Mississippi junto a una pintada que decía "Vote Trump" durante la campaña electoral. Os presento al autor del crimen, Andrew McClinton. miembro de la iglesia.
2016: El Nassau Community College de Long Island amanece decorado con esvásticas, pintadas antisemitas y triples K. La comunidad apunta a los alumnos pro-Trump. La policía averiguó la verdadera autoría: os presento a Jasskirat Saini.
También en 2016. Yasmin Seweid, 18 años, denunció haber sido atacada y humillada por tres jóvenes al grito de "Trump, Trump, Trump". Acosada por sus propias mentiras, terminó reconociendo habérselo inventado.
2017. Estudiantes negros de un college de Minnesotta reciben notas amenazadoras. La autora, Samantha Wells, estudiante de color, acabó confesando. Era la destinataria de una de las notas. Lo hizo para "poner el foco en la desigualdad".
Ah, la delirante sensación de impunidad. Por lo visto, Smollett cambió su versión. En un principio se los encontró de frente, con lo que los detectives tenían que asumir que los agresores siempre llevaban encima una soga y lejía por si les hacía falta.

Y luego habría cambiado la versión a "me estaban siguiendo". Lo cual no casa con las grabaciones, que señalan a los "agresores" en las cercanías media hora ANTES del suceso. Aparte de los muchos grados bajo cero de esa madrugada.

Siempre según supuestas filtraciones, ojo.
El asunto de las cámaras de tráfico no es oficial. Lo que es seguro es que los supuestos agresores han confesado, y que Smollett es ahora el principal sospechoso de inducir su propia agresión racista y homófoba falsa. ¿Quién lo habría imaginado?
Y por cierto: todos los delitos de este hilo causaron culpa y terror (es más, fueron cometidos precisamente para eso, para causar culpa y terror) en sus comunidades. Son crímenes de odio que quedaron impunes o con cargos menores por no ser cometidos por el culpable correcto.