diumenge, 30 de setembre del 2018

El fraude del 1-O o el día en que Puigdemont utilizó a dos millones de catalanes como carne de cañón




Inmediatamente después de haberse aprobado la Ley del referéndum de autodeterminación y la Ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república, el Gobierno en pleno de la Generalitat de entonces, presidido por Carles Puigdemont, firmó la convocatoria del referéndum para el 1 de octubre, pese a saber que el referéndum no podía tener lugar, tanto por el hecho de que al ser recurrido ante el TC la admisión a trámite del recurso tenía efectos suspensivos como porque eran perfectamente conscientes de que el referéndum no contaba con los requisitos, formales y materiales, exigibles desde el Derecho internacional e interno, para ser considerado válido y legítimo.

Tenían tanta fe en la cosa que hasta anticiparon los resultados y prepararon concienzudamente la escenografía de lo que querían representar ante la opinión pública, sobre todo, internacional. Junqueras afirmó días antes que “el 80 por ciento dirá 'sí'”. Incluso adelantó cifras más que concluyentes: Participación: 60 %. Votos afirmativos: 80%. Votos negativos: 20%. Lo que evidencia que les daba igual lo que sucediera. Para ellos, el “mandato democrático” recibido del Parlament, les legitimaba, sin ningún pudor para lo que fuera y como fuera.

En Europa, todas las elecciones y referendos se rigen por unos requisitos que marcan fundamentalmente la OSCE y la Comisión de Venecia, órgano consultivo del Consejo de Europa. La Comisión de Venecia tiene un “Código de buenas prácticas para referendos” que exige y describe las garantías democráticas: que haya una junta electoral plural; que los gobiernos convocantes permanezcan imparciales y no hagan propaganda, y que la ley del referéndum se apruebe y no se modifique como mínimo desde el año anterior a su celebración. La Junta electoral, llamada Comisión de Garantías electorales y creada por La Ley de transitoriedad se aprobó en el Parlament el 7 de septiembre, apenas cuatro semanas antes de la fecha de celebración del referéndum; estaba íntegramente nombrada, a su imagen y semejanza, por la mayoría secesionista de la cámara. La imparcialidad del Govern, ni estuvo ni se la esperaba, pues su único objetivo estaba donde estaba. Ninguna de esas condiciones se daban y, además, el referéndum estaba suspendido por el Tribunal Constitucional. El Secretario de la Comisión de Venecia hizo unas afirmaciones públicas señalando que no se cumplían los requisitos. Y ante la petición de “mediación” que se hizo a la Comisión Europea (las organizaciones secesionistas, la propia Alcaldesa de Barcelona), para que ésta presionara al Gobierno español para que permitiera el referéndum, la Comisión respondió oficialmente que “Nosotros respetamos el orden jurídico constitucional de España”.

Pero el Govern, lejos de permanecer neutral, forzó todo lo habido y por haber, incluso con amenazas, declarando que era obligatorio participar en las mesas electorales, bajo la presión de la posible sanción que pudiera recaer cuando hubiera negativas a hacerlo. El propio Puigdemont divulgó en Twitter donde tenía que votar cada catalán. Afirmó públicamente tener distintos “planes de contingencia para garantizar el 1-O”. Organizó una web que, cuando se la cerraron por orden judicial, la realojó en otro dominio y volvió a difundirlo. Además, recordemos, al final se inventaron un “censo universal”, no repartido por colegios electorales, tras la apropiación indebida de los datos usando ilegalmente el censo del Instituto Nacional de Estadística (la Agencia de Protección de Datos tiene en investigación este asunto que puede derivar en una sanción de 600.000 euros, aunque, en asuntos de dinero, les da todo igual….).

El Gobierno español quedó superado por las circunstancias. Fueron emitidas resoluciones judiciales poco claras sobre el uso de los centros escolares el fin de semana del 1 de octubre. La negativa de los Mossos a impedir las votaciones, ratificada posteriormente en las investigaciones judiciales, provocó la intervención subsidiaria de las fuerzas de seguridad españolas, que era lo que el secesionismo estaba buscando para hacer la foto. Se necesitaban imágenes, grabaciones, fotos, en las que se pudiera apreciar la “represión” española; y, con el desastre de operativo que se montó, las obtuvieron. Y difundieron por doquier, apropiándose de la información. En un primer momento, dada la inacción comunicativa del Gobierno español hacia el exterior, caló en muchos lugares el "relato" secesionista de los mil heridos y las tremendas agresiones a niños y ancianos. Hasta que no se demostró que el vídeo que más circulaba era una mala copia de otro fabricado durante el Maidan ucraniano, que incorporaba además imágenes de disturbios habidos anteriormente en Barcelona, en muchos lugares creyeron que la policía española masacró a población civil indefensa y pacífica. Después, tras constatarse que en el conjunto de los hospitales de Barcelona había habido 4 partes comprobados de asistencias médicas por los desalojos de los colegios, incluso diputados extranjeros que habían simpatizado con los votantes, reconocieron que habían sido manipulados (ellos y los otros), pero el daño ya estaba hecho. El 2 de octubre el secesionismo estaba exultante. Y así se creó la ficción del “mandato democrático” votado por el pueblo catalán resistiendo a la opresión española.

Teresa Freixes
Extractos de “155. Los días que estremecieron a Cataluña”. Editorial Doña Tecla. Madrid, 2018.




dimecres, 26 de setembre del 2018

Willy Toledo será juzgado gracias al absurdo Artículo 525 del Código Penal introducido por el PSOE en 1995




La corrección política y no el franquismo es la responsable de que se vaya a juzgar a Willy Toledo por un presunto delito contra los sentimientos religiosos, tipificado en el Artículo 525 del Código Penal de 1995. Este artículo, que fue introducido por el PSOE en el proyecto de ley y fue aprobado por todos los grupos parlamentarios, dice así:



La Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, fue necesaria para reformar el Código Penal franquista de 1944 y hacerlo compatible con la democracia, cosa que hizo en grado sumo. Es por ello que chirría tanto la presencia del Artículo 525, que solo ha servido para limitar innecesariamente el derecho a la libertad de expresión. Recordemos que en la tradición democrática occidental la ofensa, guste o no, forma parte de ese derecho angular.

Fue, pues, a iniciativa de la izquierda y con el beneplácito de la derecha que la entonces incipiente corrección política dejó su primera marca en el Código Penal de 1995. Pero no se detuvo ahí. En 2015 introdujo el 'delito de odio' en una reformulación del Artículo 510 del CP y ahora se prepara para introducir en el mismo una perspectiva de género. Todas esas reformas -mejor sería llamarlas contrarreformas- comparten poca concreción en la tipificación de los delitos y mucha retórica ideológica en su motivación.

Con la 'derogación' del 'derecho a odiar' se ha cometido una de las mayores violaciones de la intimidad personal por parte del Estado democrático contra el individuo.  Léanlo en palabras de Javier Benegas:

Fue precisamente la traumática experiencia del nazismo lo que llevó a las sociedades modernas a desarrollar una hipersensibilidad hacia los sentimientos individuales. Hoy se piensa que los sentimientos no son inocuos, sino que tienden a trascender el ámbito privado y propagarse, generando tarde o temprano graves conflictos. De esta forma, los sentimientos han dejado de ser privados para convertirse en un asunto de interés público.

Borrar la línea que separaba el sentimiento íntimo del odio colectivo supuso el fin del “derecho a odiar”. Un derecho no escrito que no se basaba en la tolerancia del odio, sino en la comprensión de que es imposible prohibir los sentimientos, mucho menos legislarlos.

Hoy, por el contrario, se tiende a vincular los que sentimos con potenciales delitos colectivos, como si las fobias particulares desembocaran inevitablemente en futuros crímenes de masas. Y el odio individual se ha convertido en un precrimen que debe ser evitado mediante leyes que controlen los sentimientos.

Lamentablemente, cuando las leyes dejan de juzgar hechos objetivos y se aventuran a valorar si un sentimiento es potencialmente peligroso, cualquier expresión es susceptible de ser considerada delito. Que lo sea o no queda a expensas de interpretaciones volubles que pueden criminalizar o no una misma manifestación, dependiendo del rol que se le adjudique a cada una de las partes. Así, por ejemplo, una afirmación racista puede ser delito si la profiere un blanco contra un negro, pero no si es a la inversa.

Esta transformación de las leyes objetivas en otras subjetivas no es casual, ha sido promovida por grupos que usan el “control de los odios” como una forma de imposición ideológica. Así, la criminalización de los sentimientos de manera arbitraria restringe el derecho a la libertad de expresión, pero casi siempre en una única dirección.


Auto de procedimiento abreviado contra Guillermo Toledo Monsalve:



diumenge, 16 de setembre del 2018

¿El fin de la socialdemocracia?


Los Demócratas de Suecia, de extrema derecha, ingresaron al parlamento por primera vez en 2010, ganando el 6% de los votos. El domingo, terminaron en el tercer lugar con el 18% de los votos. Y mientras los socialdemócratas de centro izquierda terminaron por delante de los demócratas de Suecia, registraron su peor desempeño electoral en más de 100 años.

El Partido Social Demócrata de Suecia no es una anomalía. En las elecciones legislativas celebradas en los últimos dos años, el Partido Socialista Francés, el Partido Socialdemócrata Alemán y el Partido Laborista Holandés (otros tres partidos importantes de centroizquierda) registraron sus peores resultados en la era de posguerra. Los partidos que alguna vez fueron fuertes de centroizquierda en Austria, Dinamarca, Finlandia, Noruega y España también están cerca de mínimos históricos en términos de sus resultados electorales legislativos más recientes. | Seguir leyendo en PEW RESEARCH CENTER





dilluns, 10 de setembre del 2018

¿Cuántos millones harán caber mañana en 132.000 metros cuadrados de Diagonal?





Este año, el happening independentista del 11-S consistirá en llenar la Diagonal desde la Plaza de las Glorias hasta el Palacio Real para lanzar una atronadora 'ola de sonido' que, sin duda alguna, ensordecerá al mundo.

Una vez más, habrá más millones de manifestantes que en el año anterior. Y la prensa, haciendo de nuevo dejación de sus funciones, se limitará a comulgar con las cifras oficiales, que compreden tanto las de los organizadores como las de la guardia urbana.

A pesar de la sorprendente elasticidad de las calles de Barcelona, la longitud entre los dos puntos escogidos de la Diagonal es de 6 km o 6.000 metros que, multiplicados por una anchura media de 22 m, da un total de 132.000 metros cuadrados.

Apliquen a esa superficie los estándares de ocupación y obtendrán una cifra bastante real del número posible de participantes. La ocupación media sostenible oscila entre las 2 y 3 personas m2, es decir 330.000.

1 persona x m2 = 132.000 personas
2 personas x m2 = 264.000 personas
3 personas x m2 = 396.000 personas
4 personas x m2 = 528.000 personas

A continuación reproduzco uno de los muchos mensajes que circulan por las redes covocando a la manifestación de mañana:

Atenció:
Es demana tots els assistents a la manifestació de La Diada que vagin al tram que tenen assignat i es posin, a poder ser, ben al mig de la Diagonal. Tots sabem la importància que tenen les fotos aèries a les portades dels mitjans l'endemà, i si estem pels carrers adjacents, asseguts en un bar o sota dels arbres, la gent no es veu des dels helicòpters i si no es veu no hi és comptada.... vol dir q seria com si no hi hagués anat.
Si hi anem  ... doncs que sigui útil!  Hem d'omplir la Diagonal, i que el món ho vegi !!!
Passeu-ho, si us plau.


Queda claro ¿no?









dissabte, 8 de setembre del 2018

Las rabietas de Trump con la prensa son cosa cosa de niños comparado con el espionaje de Obama a periodistas incómodos




"Me quejé mucho de Fox News, pero nunca los amenacé con cerrarlos" dice Obama, que ya no parece recordar que usó la Ley de Espionaje para vigilar y amenazar a periodistas e identificar y encarcelar a un número récord de fuentes informativas -y espiar a miles de ciudadanos- como nunca hizo una administración anterior.

Obama espió a amigos y enemigos. La diferencia entre Obama y Trump es que mientra el primero actuó encubiertamente contra periodistas y medios, espiándolos ilegalmente, el segundo, que se sepa, se ha limitado a criticar públicamente a aquellos que publican informaciones que considera tendenciosas y sesgadas, cuando no falsas, sobre él y su administración.

La ex periodista de investigación de la CBS News, Sharyl Attkisson, que fue objeto de espionaje durante la presidencia de Obama, ha elaborado una cronología de 'la vigilancia de las fuentes denunciantes, periodistas y otros ciudadanos de la era Obama', la administración más 'progre' de la historia de EEUU.

Vean a continuación una relación en forma de titulares sobre todos los casos conocidos, extraída de la última cronología publicada por Attkinsson:

La ex representante de los Estados Unidos Jane Harman, D-Calif.

Lobbistas Pro-Israel

Contratista del FBI y delator Shamai Leibowitz

Grupos del Tea-party

WikiLeaks

El reportero del New York Times James Risen

Delator de la NSA Thomas Drake

El reportero de Fox News James Rosen

Reportero de CBS Sharyl Attkisson

El ex representante de los Estados Unidos Dennis Kucinich, D-Ohio

El reportero de Fox News Mike Levine

Agente especial de ATF John Dodson

El ex director de la CIA general David Petraeus

Reporteros de Associated Press

Denunciantes de Benghazi

Vicepresidente del Estado Mayor Conjunto James Cartwright del presidente Obama

El analista de inteligencia del ejército Bradley Manning

Oficial de la CIA y denunciante John Kiriakou

Denunciante de la NSA Edward Snowden

Reportero Audrey Hudson

Agente y contratista del FBI Donald Sachtleben

El ex contratista del departamento de estado Stephen Jin-Woo Kim

El Comité de Inteligencia del Senado

Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu

El ex empleado de la CIA Jeffrey Alexander Sterling

Miembros no especificados del Congreso

Grupos de judíos estadounidenses

Asesor de Trump Carter Page

Teniente general Michael Flynn

Campaña del candidato Donald Trump

Equipo de transición del presidente electo Donald Trump

Director de campaña de Trump, Paul Manafort

dijous, 6 de setembre del 2018

Las actas del golpe del 6 y el 7 de septiembre de 2017


Así dirigió Carme Forcadell el golpe parlamentario a la legalidad constitucional




El vídeo del 40 aniversario de la Constitución que no ha gustado a Podemos





Manifiesto de profesores alerta que el odio se extiende en Cataluña




Societat escindida

Malauradament, ja és innegable que la nostra societat està escindida. Una mostra del trencament de la nostra convivència es va manifestar en l'aniversari dels atacs terroristes del 17 d'agost de 2017 a Barcelona i Cambrils. Un atemptat terrorista és un atac a la societat en el seu conjunt i, per això, uneix els seus membres enfront dels atacants. En canvi, aquí vam veure que es plasmava la divisió entre nosaltres en l'homenatge a les víctimes. La tensió per la col·locació i la retirada de llaços grocs, que augmenta cada cop més, n'és una altra mostra.

És difícil precisar quan va començar el distanciament entre veïns, amics i familiars en els anys del procés a Catalunya, però sí que et puc dir quan es va obrir una porta a l'abisme, una porta que mai s'hauria hagut d'obrir. Els dies 6 i 7 de setembre de 2017 el Parlament de Catalunya s'arrogà la potestat d'aprovar una llei de referèndum i una llei de transitorietat (totes dues de ruptura) deixant de banda l'informe contrari dels juristes de l'assemblea i negant l'opció d'esmena a l'oposició. Aquestes lleis vulneraven els drets dels diputats de l'oposició i els de tots els ciutadans representats per ells, alhora que obraven contra l'Estatut d'Autonomia —la llei d'autogovern de Catalunya— i la Constitució espanyola. Ja saps que aquests instruments són els garants de la pau en la nostra societat.

La justificació que emparava aquesta conducta antidemocràtica —que molts varen acceptar— era que els instigadors no tenien cap altre remei. Però tu, saps que això no és cert i que, tal com Joan Coscubiela va dir sàviament, quan se silencia l'oposició, també se silencia la veu dels catalans.

Per primera vegada en la nostra història democràtica, el parlament eludeix totes les garanties jurídiques: una majoria simple vulnera els drets dels discrepants i els imposa unilateralment el seu objectiu. ¿No t'has demanat mai què perseguien en realitat els qui van perpetrar aquest atac a la democràcia, atenent que posteriorment han reconegut que «es tractava d'un bluf», que sabien que «la comunitat internacional no reconeixeria mai una declaració unilateral d'independència»?

Recorda que els polítics són servidors públics: ells estan al nostre servei i no a l'inrevés. Nosaltres som capaços de conviure diàriament, de comunicar-nos i d'entendre'ns. Compartim espais, compartim el vincle amb el nostre entorn. Moltes vegades discrepem, per descomptat, i, com que volem fer valer les nostres opinions, deleguem la nostra veu en els nostres representants. Però si aquests representants no són capaços de trobar espais comuns dins de la llei, com nosaltres en la nostra vida diària, llavors no mereixen ser els nostres representants.

Per tot això, no ens podem permetre ni oblidar ni subestimar la gravetat del que va succeir al nostre parlament els dies 6 i 7 de setembre de 2017. L'eufòria efímera dels defensors de la independència de Catalunya es va tenyir de dol pel greuge comès contra els detractors dels mitjans que s'hi van emprar i de l'objectiu que s'hi va perseguir. Tal com es vaig dir llavors, res del que succeeixi des d'aleshores no beneficiarà cap de les dues parts, sinó que perjudicarà greument el conjunt de la societat. Desgraciadament, el temps ha confirmat la meva predicció.

Tant de bo no s'hagués obert mai aquesta porta a l'abisme! Tancar-la i proposar-nos recuperar la concòrdia és a les nostres mans. Comencem reconeixent que el que va succeir al parlament català aquell malaurat mes de setembre no s'hauria hagut de produir mai. No ens resignem que els nostres fills i els nostres nets rebin una societat de l'odi que ens denigra a tots. Evoquem les paraules que William Faulkner va posar en boca d'un dels seus personatges: «Hi ha coses que no t'has de resignar mai a acceptar. Hi ha coses que sempre t'has de negar a acceptar: la injustícia i l'abús, el deshonor i la ignomínia. No importa si ets jove o si ets vell. [...] Nega't a acceptar-les.» Faulkner es referia a les veritats irrenunciables de l'ésser humà. Igual com és irrenunciables per a nosaltres que es preservi la pau i la concòrdia entre tots els catalans. Això és el que desitgem per a nosaltres i, per aquest motiu, et convidem que ens ajudis a retornar-hi abans no sigui massa tard.

Amb molt d’afecte.

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Sociedad escindida

Desgraciadamente, es ya innegable que nuestra sociedad está fracturada. Clara muestra de ello fue el reciente aniversario de los ataques terroristas del 17 de agosto de 2017 de Barcelona y Cambrils. Un atentado terrorista es un ataque a la sociedad en su conjunto y, por ello, une a sus miembros en contra de los atacantes. Por el contrario, en nuestro caso vimos cómo se materializaba la división entre nosotros durante el homenaje a las víctimas. La creciente tensión por la colocación y retirada de lazos amarillos es otra muestra.

Es difícil determinar cuándo se inició el distanciamiento entre vecinos, amigos o familiares a lo largo de los años del “procés”, pero lo cierto es que sí sé decirte cuándo se abrió una puerta hacia el abismo; una puerta que jamás debió abrirse. El 6 y el 7 de septiembre de 2017, el Parlamento de Cataluña se arrogó la potestad de legislar una ley del referéndum y una ley de transitoriedad (dos leyes de ruptura) soslayando el informe contrario de los juristas de la cámara y negando a la oposición la opción de enmienda. Dos leyes que vulneraron los derechos parlamentarios de los diputados de la oposición y de todos los ciudadanos por ellos representados y que actuaban en contra del Estatuto de Autonomía —la ley de autogobierno de Cataluña— y la Constitución española. Estos instrumentos son garantes de la paz en nuestra sociedad, como sabes.

La justificación que amparaba este proceder antidemocrático (y por muchos aceptada) era, según sus instigadores, que “no había quedado más remedio”. Pero tú sabes que esto no es cierto y que, como sabiamente dijo Joan Coscubiela, cuando se silencia a la oposición, se silencia la voz de los catalanes.

Por primera vez en la corta historia de nuestra democracia, un parlamento elude todas las garantías jurídicas: una mayoría simple atropella los derechos de los discrepantes e impone unilateralmente su objetivo. ¿No te has preguntado qué fin perseguían los que perpetraron este ataque a la democracia si posteriormente han reconocido que “iban de farol”, que sabían que “una declaración unilateral de independencia no sería reconocida internacionalmente”?

Recuerda que los políticos son servidores públicos, esto es, están a nuestro servicio y no al contrario. Nosotros somos capaces de convivir a diario, de comunicarnos y entendernos. Compartimos espacios, compartimos el vínculo con nuestro entorno. Muchas veces discrepamos, desde luego, y porque queremos hacer valer nuestras opiniones, delegamos nuestra voz a nuestros representantes. Pero si esos representantes no son capaces de encontrar espacios comunes dentro de la ley, como lo hacemos nosotros a diario, entonces no merecen ser nuestros representantes.

Por ello, no podemos permitirnos olvidar ni subestimar la gravedad de lo que sucedió en nuestro parlamento el 6 y el 7 de septiembre pasados. La efímera sensación de euforia de los defensores de la independencia de Cataluña se tiñó de luto por el agravio cometido contra los que reprobamos los medios y los fines allí perseguidos. Como bien se dijo entonces, nada de lo que sucediera a partir de ese momento beneficiaría a ninguna de las dos partes, sino que perjudicaría al conjunto de la sociedad. Desgraciadamente, el tiempo ha confirmado esta predicción.

¡Ojalá jamás se hubiese abierto esa puerta hacia el abismo! En nuestra mano está cerrarla y obstinarnos en recuperar la concordia. Empecemos por el necesario reconocimiento de que lo que pasó en el parlamento catalán aquel aciago mes de septiembre nunca debió producirse. No nos resignemos a aceptar que nuestros hijos y nuestros nietos hereden esta sociedad del odio que nos denigra a todos. Evoquemos las palabras que William Faulkner puso en boca de uno de sus personajes: “Hay cosas que jamás debes resignarte a aceptar. Hay cosas que siempre debes negarte a aceptar: la injusticia y el atropello, el deshonor y la ignominia. No importa cuán joven o cuán viejo seas … Niégate a aceptarlas”. Faulkner se refería a las verdades irrenunciables del ser humano. Como es irrenunciable para nosotros preservar la paz y la concordia entre todos los catalanes Esto es lo que deseamos para todos nosotros y por eso te invitamos a ayudarnos a volver a ellas antes de que sea demasiado tarde. Hayáis

Un saludo muy afectuoso,


Montserrat Ginés (Profesora titular jubilada de Tecnología y Cultura, UPC)

Helena Torroja Mateu (Profesora agregada de Derecho internacional público, Universidad de Barcelona)

Rafael Arenas (Catedrático de Derecho internacional privado, Universidad Autónoma de Barcelona)

Isabel Fernández Alonso (Profesora Titular de Comunicación, Universidad Autónoma de Barcelona)

Susana Beltrán García (Profesora agregada de derecho internacional público, Universidad Autónoma de Barcelona - en excedencia- / Diputada de Ciudadanos en el Parlamento de Cataluña)

Montserrat Baras (Profesora de Ciencia política, jubilada, Universidad Autónoma de Barcelona)

Jorge Calero (Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de Barcelona)

Félix Ovejero (Profesor titular de Filosofía Política, Universidad de Barcelona)

Eduardo Butragueño Cerviño (Profesor titular jubilado de Historia de la Filosofía, Universidad de Barcelona)

Paz Garzón González (Inspectora de Trabajo y Seguridad Social, jubilada)

Nuria Plaza Carrero (Profesora de Filología Hispánica, Programas de Study Abroad de Universidades de EE.UU en Barcelona)

Chantal Moll de Alba (Profesora de Derecho Civil, Universidad de Barcelona)

Alfonso Valero (solicitor y abogado – no practicante –, fundador del Foro de Profesores)

Gorka Maneiro Gorka Maneiro (Portavoz de Plataforma Ahora)

Marta Diez Castellnou (investigadora, Universidad de St. Andrews)

Miguel Ángel Quintana Paz (Profesor Titular de Filosofía Moral y Política, Universidad Europea Miguel de Cervantes)

Luis Perdices de Blas (Catedrático de Historia del Pensamiento Económico, Universidad Complutense de Madrid)

Ángela Herrero (Antropóloga)

Alfonso Ruiz Miguel (Catedrático de Filosofía del Derecho, Universidad Autónoma de Madrid)

Antonio Peña Freire (Profesor titular de Filosofía del Derecho, Universidad de Granada)

Fernando Jiménez Sánchez (Profesor titular de ciencia política, Universidad de Murcia)

José J. Jiménez Sánchez (Profesor titular de filosofía del derecho)

Carlota González Láynez (Project Coordinator, Nottingham Law School Legal Advice Centre)

Germán M. Teruel Lozano (Profesor Ayte doctor de Derecho constitucional, Universidad de Murcia)

José Martín Ostos (Catedrático de Derecho Procesal, Universidad de Sevilla)

José Torné-Dombidau y Jiménez (Profesor Titular de Derecho Administrativo UGR y Presidente del Foro para la Concordial Civil)

Jose A. Olmeda (Catedratico de Ciencia Politica, UNED)

Francisco Jose Ramos Vega (Abogado, Profesor colaborador de la UNIR)

Mauricio Suárez (Catedrático de Logica y Filosofia de la Ciencia, Universidad Complutense / Research Associate, London School of Economics)

Carlos Fernández Liesa

Carlos Diaz (Ingeniero Aeronáutico, Engine Systems, Alemania)

Rafael Sánchez Saus (Catedrático de Historia Medieval, Universidad de Cádiz / Ex-Rector de la U. San Pablo CEU / Director de la Cátedra Alfonso X el Sabio

Luis Miguez Macho (Catedrático de Derecho Administrativo, Universidad de Santiago de Compostela)

Fernando Vadillo (Profesor Titular de Matemática Aplicada, Universidad del País Vasco)

Antonio Hermosa Andújar (Universidad de Sevilla)

José Manuel Cansino (Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla / Investigador asociado de la Universidad Autónoma de Chile)

Javier Roldán Barbero (Catedrático de Derecho Internacional Público, Universidad de Granada)

Rafael Dobado González (Catedrático de Historia Económica, UCM / Correspondiente de la RAH)

José Luis Márquez Arroyo (Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Sevilla)

Juan José Rubio Guerrero (Catedrático de Hacienda Pública, UCLM)

María Dolores Peláez (Professor of Spanish, Simmons University)

Juan Antonio García Amado (Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de León)

Marta Martin Llaguno (Catedrática de Universidad de Alicante)

José María Rosales (Catedrático de filosofía moral y política, Universidad de Málaga)

José María Marco (escritor, Profesor en la UPCO)

Alfonso García Figueroa (Profesor Titular de Filosofía del Derecho, Universidad de Castilla-La Mancha)

Antonio Guillamón

Pablo de Lora (Profesor Titular de Filosofía del Derecho, UAM)

Carlos M. Gutiérrez (Catedrático de literatura española, Universidad de Cincinnati, Ohio, USA)

Ángel Sánchez Navarro (Catedrático de Derecho Constitucional, Universidad Complutense)

Javier Fernández Sebastián (Catedrático de Historia del Pensamiento Político, Universidad del País Vasco)

Carlos Martínez Gorriarán (profesor titular de Estética y Teoría de las Artes, Universidad del País Vasco)

Ignacio Morgado (Profesor universitario)

Manuel Fernández Salmerón (Profesor titular de Derecho Administrativo, Universidad de Murcia)

Javier Tajadura (Catedrático (A) de Derecho Constitucional, UPV-EHU)

Araceli Mangas Martín (Académica de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y Catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid)

Enrique Ujaldón (Doctor en Filosofía)

Leonor Zozaya-Montes (Profesora Ayudante Doctora, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria)

Antonio ñudi Tornero (Abogado)

Manuel Borrero Méndez (Economista, Portugal)

Sebastián Zambelli (doctor en ciencias políticas UNED, Argentina)

Francisco J. Contreras (Universidad de Sevilla)

Mariana C Castells (Professor in Medicine, Harvard Medical School)

Manuel Alegre Nueno (Profesor contratado doctor y titular acreditado / Investigador IUDESCOOP, Universidad de Valencia)




dimecres, 5 de setembre del 2018

La Resistencia




La victoria de Donald Trump en 2016 se les atragantó a millones de estadounidenses. Aunque se han atiborrado de bicarbonato, los partidarios de Hillary Clinton y los demócratas no han conseguido superar la indigestión. Tampoco muchos republicanos –la facción Never Trump dejó el partido incluso antes del desenlace– afligidos por el mismo mal.

La mayoría sigue sin reponerse. De las grandes cadenas de televisión no puedo hablar, porque no las frecuento, pero la lectura diaria de The New York Times o The Washington Post es una zambra. La Administración Trump es tramposa, mentirosa, carente de principios: un sindiós de todos los males sin mezcla de bien alguno. Llevan una cuenta estricta. «En 558 días el presidente Trump ha hecho 4.229 afirmaciones falsas o erróneas», ni una más, ni una menos; animan a «ganar la batalla decisiva de nuestras vidas» (¿qué se hizo del desembarco en Normandía?); Tom Friedman, muy disgustado, alerta de que «Trump trata de rehacer Estados Unidos a su imagen y semejanza», algo habitual en cualquier presidente que se precie; «estamos muy cerca de convertirnos en una nueva Polonia o Hungría», remacha Paul Krugman con su habitual sindéresis. Y no sigo porque estos juicios ya los traducen al castellano los corresponsales de El País y al catalán los de La Vanguardia.

Ah, la résistance.

[...]

Pero, como Sartre y como los torturadores de la tondue, el Partido Demócrata y los progresistas norteamericanos dramatizan para tapar sus propias carencias. El Diccionario de la Real Academia define resistencia como el «conjunto de personas que, generalmente de forma clandestina, se oponen con distintos métodos a los invasores de un territorio o a una dictadura». Justamente lo que no son los Estados Unidos de la era Trump.

Más modesto y más realista sería decir la verdad: que la resistencia estadounidense no es un episodio épico; que se limita a ejercer el derecho a la libertad de expresión que sigue intacto en el país gracias a unas instituciones democráticas que están por encima de los inquilinos de la Casa Blanca. Si quieren cambiar al actual, a los resistentes más les valdría diseñar una estrategia para ganar las próximas elecciones. Por el momento, no han dado muestras de tenerla. | JULIO ARAMBERRI - Revista de Libros



Torra no quiere volver a perder la autonomía








Delirante. Diecinueve páginas de inflamada y lacrimosa retórica para no decir nada concreto. Torra ha recurrido una vez más al teatro para contarnos un cuento. El manido cuento del victimismo y de la épica que le permita mantener la ilusión entre sus huestes, cada día más cansadas y decepcionadas.

Torra ha anunciado un programa de ferias y festejos que empieza hoy y que acaba el día en que el Tribunal Supremo dicte sentencia. Una movilización permanente que piensa mantener gracias a una larga 'marcha' de la que ha hablado mucho pero de la que tampoco ha dicho nada. Solo vaguedades. Se trataría, según sus palabras, de 'una marcha por los derechos civiles, sociales y nacionales de Cataluña; una marcha de ciudadanos que toman la libre determinación de ser pueblo constituyente'.

Sin embargo, y a pesar de ser un discurso repleto de fantasías, autoengaños y mentiras que producen algo más que vergüenza ajena, Torra no ha amenazado con ninguna acción política de su Govern que comporte dar un solo paso fuera de la ley. Dice que no aceptarán una sentencia condenatoria de los políticos presos, pero ni tan solo ha insinuado el desacato o la desobediencia. Lo único que ha dicho es que se reunirán para ver que hacen.

Ha insistido en que recuperaran las leyes 'sociales' que aprobaron demagógicamente sabiendo que serían tumbadas por los Tribunales por invadir competencias del Estado. Pero por recuperar, tanto puede entenderse que harán lo mismo y volverán a ser tumbadas o que las volverán a legislar pero esta vez dentro de sus competencias.

Pide un referéndum de autodeterminación PACTADO y sin plazos. Y lo pide porque el referéndum unilateral del 1-O no sirvió para nada, excepto para ir a la cárcel. Por lo que se refiere a la constitución de la República catalana lo remite a las entidades civiles, invitándolas a iniciar la 'primera fase del camino hacia un proceso constituyente' que compara -Valga'm Déu!- con el  Congreso de Cultura Catalana que se desarrolló entre 1975 y 1978 de la mano del Colegio de Abogados de Barcelona.

Lean -si pueden- el discurso y lo comprobarán: mucha retórica pero ni una sola propuesta concreta que signifique unilateralidad o desobediencia. Torra y sus amigos no quieren volver a perder la autonomía, esa atalaya que les permite seguir en el poder ondeando la ficción de la república catalana.


dimarts, 4 de setembre del 2018

Confirmado, el catalanismo político ha llegado a su fin




Tras estas dos noticias de hoy, reproducimos a continuación un articulo publicado hace un año por uno de nuestros colaboradores que ya predijo el final de la aventura separatista.


Lo que se ha dado en llamar en Cataluña el 'procés' hacia la independencia está teniendo un final caótico. Y no puede ser de otra manera, porque los derrotados por la legalidad constitucional española están perdidos. Tienen votos, pueden formar gobierno, pueden presidir la Generalidad, pero están perdidos.

El catalanismo político ha jugado en los límites de la legalidad mucho tiempo, ignorándola cuando algunas sentencia judiciales no les daban la razón. Un equilibrio que se sustentaba en la inacción del poder central y que han roto por una apuesta mayor que pensaban tampoco tendría coste. Y lo ha tenido, muy grave. Pero lo peor no es el control de la Generalidad por el Estado, ni los presos en las cárceles, reos de duras condenas.

Lo peor es que la aplicación del artículo 155 de la Constitución supone el final de etapa de una generación que ha jugado con fuego, construyendo con palabras un 'procés' de cartón piedra, que por el material incautado por las fuerzas de seguridad, ni los protagonistas creían en él, ni sabían como concretarlo.

El catalanismo político ha terminado porqué ahora no hay relato posible. ¿Que programa va a hacer suyo un nuevo gobierno?: ¿la idependencia, la desobediencia, la hacienda catalana, "tenemos prisa", "no nos rendiremos"?. Esto ha terminado, veremos gente en la calle manifestándose, votos en las urnas y mucho ruído. Pero en unos años el griterío no se va a distinguir de los Sanfermines de Pamplona, de la Feria de Abril de Sevilla, de las Fallas de Valencia.


diumenge, 2 de setembre del 2018

La 'ola de calor global' no ha sido excepcional




Fuente: Acerca de esa 'ola de calor global'
Qué es el HadCRUT4

La cifra del HadCRUT4 para julio de 2018 ya está disponible y muestra una anomalía de temperatura de 0.591, por lo que el 6 de julio de 2018 será el más cálido, después de 2017, 2016, 2015, 2010 y 1998. Y muy cerca del de 1858.


ACTUALIZACIÓN.-

Figura 6.4 del Informe Nacional de Evaluación del Clima de EEUU vía @curryja