dijous, 21 de juliol del 2016

Expolíticos e intelectuales, entre ellos 5 exministros del PSOE, piden un gobierno estable ya


Un grupo de exlíderes políticos de derecha e izquierda e intelectuales, entre los que se encuentran cinco exministros del PSOE (Javier Solana, Joaquín Almunia, José Mª Maravall, Mercedes Cabrera y César Antonio Molina), se han sumado a un manifiesto en el que urgen a los partidos a evitar nuevas elecciones y a investir un gobierno estable para impulsar la economía en el marco de la UE, corregir las desigualdades y reformar la Constitución para mejorar "la articulación territorial".

MANIFIESTO A LOS DIPUTADOS ELECTOS

18 de julio de 2016

Comparecemos a título de ciudadanos participantes, convencidos de que en política nunca cae el telón, de que en parte alguna nadie esperará a la resolución de nuestras incertidumbres, de que es momento de buscar acuerdos y soluciones en vez de proseguir obsesionados por identificar culpables sobre los que centrifugar responsabilidades indeclinables.

Alejados de la funesta manía de dar consejos no solicitados, nos atrevemos a indicar algunas cuestiones de primera necesidad que deberían atenderse de inmediato en la nueva legislatura.

Urgidos por la necesidad de poner fin al paréntesis de interinidad que supone un gobierno en funciones desde las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, consideramos que durante estos siete meses los procedimientos constitucionales han probado su capacidad para adaptarse al nuevo sistema de partidos resultante, pero que su prórroga induciría fragilidades que dificultarían dar respuestas adecuadas a las necesidades sociales y a los apremiantes emplazamientos políticos, económicos e internacionales marcados en el calendario.

Persuadidos de que no es razonable convocar de nuevo a las urnas para depositar en los electores tareas que corresponde asumir de modo intransferible a los diputados y senadores que han sido elegidos sin estar ligados por mandato imperativo alguno, pensamos que en la legislatura ahora inaugurada todas las fuerzas políticas deben hacer honor a la confianza que los votantes han entregado a cada una de ellas en proporción a los escaños ganados, sin que quepan excusas ni paliativos ni anteponer ventajas estratégicas o intereses partidistas.

Conscientes del momento, estimamos que lo prioritario en este momento es investir un Gobierno que cuente con el respaldo parlamentario suficiente para impulsar la estabilidad económica en el marco de nuestros compromisos europeos; para adoptar medidas sociales correctoras de las crecientes desigualdades; y para emprender una reforma constitucional que aborde, entre otras cuestiones, la mejora de la articulación territorial.

Decididos a favor de que el nuevo Gobierno exprese también un compromiso renovado para reforzar la Unión Europea, que se averigua indispensable vistas las carencias de la Unión Económica y Monetaria y los desafíos acuciantes que plantea la crisis de los refugiados, las amenazas del terrorismo, los conflictos abiertos en sus fronteras oriental y meridional y el Brexit a negociar, propugnamos que nuestro país confirme su vocación europeísta y su lealtad con la UE en todas esas áreas.

Sabemos que la atención a las cosas que importan podría extenderse también a otros ámbitos, pero ahora conviene que las fuerzas políticas se concentren con preferencia en orientaciones básicas como las ya mencionadas, sin distraerse con otras.

De ahí que hagamos un llamamiento a los electos para que eviten el absurdo de que los electores tengan que confiar la solución del problema a unas nuevas elecciones.

Sepan, pues, todos los líderes y todos los partidos, que han competido ya por dos veces en las urnas, que están obligados a realizar todos los esfuerzos y todos los sacrificios que fueren necesarios, incluso los más personales, para poner fin a esta improrrogable situación del sin gobierno.


Santos Juliá (Historiador)
Javier Solana
Fernando Savater (Escritor)
Guillermo de la Dehesa (Presidente honorario del Center for Economic Policy Research de Londres)
Joaquín Almunia (Ex vicepresidente de la Comisión Europea)
Eduardo Serra (Presidente de la Fundación Transforma España)
Carmen Iglesias (Académica. Real Academia de la Historia. Real Academia de la Lengua Española)
José María Maravall (Catedrático de Universidad)
Carlos Sebastián (Catedrático de Universidad)
Manuel Aragón (Catedrático y ex magistrado del Tribunal Constitucional)
Miguel Ángel Aguilar (Periodista)
Mercedes Cabrera (Catedrática de Universidad)
Andrés Trapiello (Escritor)
José Antonio Zarzalejos (Periodista)
Nicolás Sartorius (Abogado y escritor)
Gabriel Elorriaga (Ex diputado del Partido Popular)
Félix Ynduraín (Catedrático de Física)
Manuel Gutierrez Aragón (Director de cine)
Tomás de la Quadra (Catedrático de Universidad)
Pablo Pérez Tremps (Catedrático y ex magistrado del Tribunal Constitucional)
Álvaro Delgado-Gal (Escritor)
Delia Blanco (Ex diputada del PSOE)
Víctor Lapuente (Politólogo)
Esther Bendahan Cohen (Escritora)
Félix de Azúa (Escritor)
Cayetana Álvarez de Toledo (Historiadora)
Josefina Gómez Mendoza (Catedrática de Geografía)
José María Ridao (Escritor)
Ricardo Alonso (Catedrático de Derecho Administrativo)
Irene Lozano (Escritora)
Juan Rojo Alaminos (Catedrático de Física)
Fernando Vallespín (Catedrático de Universidad)
César Molinas (Escritor)
Francesc de Carreras (Catedrático de Universidad)
Antonio Hernando Grande (Catedrático de Física)
Victoria Carvajal (Periodista)
Mercedes Monmany (Crítica literaria)
Miguel Satrústegui (Profesor de Universidad)
Rodrigo Tena (Fundación Hay Derecho)
César Antonio Molina (Escritor)
Luis Arroyo Zapatero (Catedrático de Universidad)
Reyes Mate (Filósofo)
Juan Carlos Pereira (Catedrático de Universidad)
Manuel Torres Aguilar (Director of the UNESCO Chair in Conflict Resolution)
Fernando López Mora (Profesor Titular de Historia Contemporánea)
Benjamín Prado (Poeta y escritor)
Luis Sanz-Méndez (CSIC)
José Luis Roig (Periodista)
Maria Luisa Guillén Fernández
José María Noguerol (Periodista)
Jose Maria Pozuelo Yvancos (catedratico)
Blanca Amelia Soto Sevilla
Philippine González-Camino
Francisco González-Camino Bertin
María Agosto González-Camino y Meade
Fernando López Pardo
Joaquín García-Quirós

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Cómo EEUU cambió de bando en la guerra contra el terrorismo


BREITBART.- The Obama administration pursued a policy in Libya back in 2011 that ultimately allowed guns to walk into the hands of jihadists linked to the Islamic State (ISIS/ISIL) and al-Qaeda (AQ) in Syria, according to a former CIA officer who co-authored a report on behalf of the Citizen’s Commission on Benghazi (CCB), detailing the gun running scheme.

In Congress, the then-bipartisan group known as the “Gang of Eight,” at a minimum, knew of the operation to aid and abet America’s jihadist enemies by providing them with material support. So says Clare Lopez, a former CIA officer and the primary author of CCB’s interim report, titled How America Switched Sides in the War on Terror, speaking with Breitbart News.

The ripple effects of the illegal policy to arm America’s enemies continue to be felt as the U.S. military is currently leading a war against ISIS and AQ terrorists in Iraq and Syria, according to Lopez.

In late October, Defense Secretary Ash Carter said that the U.S. would begin “direct action on the ground” against ISIS terrorists in Iraq and Syria who may have reaped the benefits from the gun-running scheme that started in Libya.

“The Obama administration effectively switched sides in what used to be called the Global War on Terror [GWOT] when it decided to overthrow the sovereign government of our Libyan ally, Muammar Qaddafi, who’d been helping in the fight against al-Qaeda, by actually teaming up with and facilitating gun-running to Libyan al-Qaeda and Muslim Brotherhood [MB] elements there in 2011,” explained Lopez. “This U.S. gun-running policy in 2011 during the Libyan revolution was directed by [then] Secretary of State Hillary Clinton and [the late Libya Ambassador] Christopher Stevens, who was her official envoy to the Libyan AQ rebels.”

To avoid having the funds tracked back to the Obama administration, the arms flow to Libya was financed thru the United Arab Emirates, while Qatar served as the logistical and shipping hub, she noted.

“In 2012, the gun-running into Libya turned around and began to flow outward, from Benghazi to the AQ-and-MB-dominated rebels in Syria,” Lopez added. “This time, it was the CIA Base of Operations that was in charge of collecting up and shipping out [surface-to-air missiles] SAMs from Libya on Libyan ships to Turkey for overland delivery to a variety of jihadist militias, some of whose members later coalesced into groups like Jabhat al-Nusra and ISIS [also known as IS].”
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La muerte de la Democracia en Turquía


SPIEGEL ONLINE.- Nach jeder neuen Unmöglichkeit sagte man sich: Das wird Erdogan ganz gewiss nicht machen, das wird er sich nicht trauen, noch weiter wird er nicht gehen! Doch die türkische Regierung hat bewiesen, dass es immer noch schlimmer kommt, als man denkt: die immer weitere Einschränkung von Alkoholkonsum; das Verbot von rotem Lippenstift für Stewardessen von Turkish Airlines; die räumliche Trennung von Studentinnen und Studenten in Wohnheimen; das Sperren von Nachrichtenseiten; das Verbot der Gay Pride in Istanbul; der Austausch ganzer Redaktionen; das Absetzen von Richtern, Staatsanwälten und Polizeibeamten, die Korruptionsvorwürfen gegen Regierungsmitglieder nachgehen; die Anzeigen gegen einfache Leute, die etwas Lustiges über den Präsidenten gepostet haben und sich nun wegen Beleidigung vor Gericht verantworten müssen; das bewusste Anzetteln eines Bürgerkriegs im Südosten des Landes, um sich selbst als starke, schützende Macht zu inszenieren; jetzt die Entlassung und Gängelung von Tausenden von Menschen, die in irgendeiner Form als Kritiker definiert wurden.

Die Aneinanderreihung von Tiefpunkten ist so durchschaubar, so billig, so traurig: Erdogan will die Macht, und zwar ohne Widerspruch, ohne Diskurs, ohne Kompromisse. Er glaubt, weil er mit knapp 52 Prozent zum Präsidenten gewählt wurde, habe er nun die hundertprozentige Macht und müsse auf niemanden mehr Rücksicht nehmen. Dass Demokratie sich nicht auf das Abhalten von Wahlen beschränkt, sondern auch eine Vielzahl von Prinzipien wie Gewaltenteilung, Presse- und Meinungsfreiheit, Unabhängigkeit der Justiz und vieles mehr beinhaltet, hat Erdogan nie verinnerlicht.

Erdogan giert nach kultischer Verehrung. Er will, dass die Menschen ihn feiern, ihm zujubeln, ihm zu Füßen liegen. Das versteht er unter Respekt. Wenn seine Fans ihm zurufen: "Ein Wort von dir, und wir töten! Ein Wort von dir, und wir sterben!" oder sogar, wie neulich in Istanbul, in aller Öffentlichkeit schreien: "Ich bin nur das Haar an deinem Hintern!", dann ermahnt Erdogan sie nicht, zur Besinnung zu kommen, nein, er lächelt ihnen väterlich zu, fühlt sich geschmeichelt und lobt sie ob ihrer Loyalität. Eine solche Gesellschaft hat nicht nur ein politisches Problem, sondern auch ein psychologisches.

In der Türkei herrscht ein Klima der Angst. Niemand traut sich, Erdogan zu kritisieren. Viele denken darüber nach, das Land zu verlassen. Deutsche Freunde, die in Istanbul leben und derzeit Urlaub in Deutschland machen, haben ihre Rückreise auf unbestimmte Zeit verschoben. Türkische Freunde fragen nach Jobperspektiven im Ausland und wie man an ein Visum und eine Arbeitserlaubnis kommt. Hotels, Restaurants, Läden sind leer. Wer reist jetzt noch in die Türkei? Die Macht des einen kostet so viele die wirtschaftliche Existenz.

Das türkische Volk war mehrheitlich gegen den Militärputsch. Es hat demokratisches Verständnis bewiesen. Aber nun haben Erdogan und die Islamisten diese Entwicklung für sich besetzt. "Allahu akbar"-Rufe sind der allgegenwärtige Schlachtruf, die Muezzins liefern die Begleitmusik. Der politische Islam ist in der Türkei dabei, den von Atatürk durchgesetzten Laizismus vom Sockel zu stoßen. Vor unseren Augen stirbt dort die Demokratie. Oder was davon noch übrig war. Die Welt schaut zu. Und ich bin traurig, glücklich sein zu müssen, dass ich nicht in der Türkei lebe.











Yihad: No nos equivoquemos de guerra


¿Cualquier ataque terrorista debe ser calificado de inmediato como yihadista o islamista? El gobierno francés lo hizo tan sólo unas horas después que un loco asesino aplastó a un centenar de viandantes en Niza. Sin embargo, en ese momento, ninguna investigación había comenzado, sólo sabíamos la identidad del criminal, un tunecino residente en Francia. Tunecino, luego árabe, por lo tanto musulmán, por lo tanto sospechoso, por lo tanto islamista, luego necesariamente yihadista. Los medios de comunicación, franceses o no, han participado en este silogismo y los gobiernos de todo el mundo han lamentado rápidamente una nueva ofensiva del terrorismo islámico. El presidente francés ha anunciado que serán reforzados los controles en la frontera, aunque el asesino habitara legalmente en Francia; Hollande se ha comprometido a reforzar los ataques contra el califato (Daesh) en Siria, aunque esta organización yihadista pareció sorprendida por el ataque pero del que -con una diferencia de 24 horas- se felicitó sin atribuírselo. A medida que se iba sabiendo que el asesino nunca había practicado el Islam, las autoridades francesas se aferraban a su tesis original inventando el concepto innovador de "radicalización rápida". Una semana antes del ataque, el asesino no era yihadista ni musulmana, pero el día del ataque, ya se había convertido; durante esta semana de radicalización se habría "dejado crecer la barba", se habría encontrado con algunos yihadistas en Niza y, sin duda, consultó la web. ¿Es ello suficiente para incluir el atentado de Niza en el marco trágico del terrorismo islámico, para asimilar lo que pasó en Niza con los eventos del 13 de noviembre del año 2015 contra el Bataclan en París, los de Bruselas del 22 de de marzo del año 2016, de la estación de Atocha en Madrid el 11 de marzo de 2004, o remontarse incluso al 11 de septiembre de 2001 en Nueva York? Al mezclarlo todo, se introduce, a mi parecer, una coherencia allá dónde no existe necesariamente entre acontecimientos que se parecen pero que no tienen ni los mismos autores ni las mismas motivaciones. No niego lo evidente: todos estos ataques tienen una dimensión islámica, pero no solamente. Si como Donald Trump se pregonaba una "guerra de civilizaciones" entre el Islam y Occidente, se corre el riesgo de crear esa guerra que, en general, no existe. La casi totalidad de los mil millones de musulmanes de nuestro planeta no está en guerra y no lo está realmente contra Occidente. Si hay guerras, éstas enfrentan ante todo a los musulmanes entre ellos, los chiïtas contra los sunitas en Siria, Irak, Bahrein, Pakistán; kurdos contra turcos en Turquía y Siria; talibanes paquistaníes contra afganos y tribus contra tribus en Mali, África Central, Nigeria... En estas circunstancias, los occidentales son atacados de rebote, porque han tomado partido por un campo -los chiítas en Irak, los kurdos y los sunitas en Siria- contra otro.

Si los occidentales, hipótesis gratuita, no hubiesen intervenido nunca en el mundo musulmán o dejaran ahora de hacerlo, probablemente no estaríamos en el blanco del terrorismo. Sin embargo, los occidentales han seguido estando presentes después de la colonización en el mundo musulmán, desde el Magreb a Oriente Medio, la India e Indonesia. Cuando dejaron las colonias fueron reemplazados por estados disfuncionales: el terrorismo es, en gran parte, el resultado de una descolonización fallida, que emana de sociedades sin libertad y sin prosperidad. El yihadismo ha florecido en este fracaso. Doble fracaso, allí y aquí, en la medida en que los países de acogida de ex colonizados, convertidos en inmigrantes, no han logrado tener más éxito con la integración que con la descolonización. De manera que el yihadismo en Siria y Mali no es tan diferente del yihadismo de los suburbios europeos.

Si volvemos al asesino de Niza, no se convirtió en yihadista en una semana, pero para cometer el ataque se ha tenido que identificar con los yihadistas: la reclamación islamista sin duda ha dado a su acción una especie de legitimidad cuando su verdadera motivación provino de sus frustraciones sociales, su fracaso matrimonial y sus trastornos psiquiátricos. De esta tragedia en Niza, me siento tentado a concluir provisionalmente que no es tanto que el Islam conduzca al terrorismo como que los criminales se están cubriendo con los colores del Islam. Todos los autores de ataques en Europa eran delincuentes conocidos por la policía antes de que se transforman en terroristas islamistas: el yihadismo viene en segundo lugar. Si mi hipótesis es correcta, se hace más urgente luchar contra la delincuencia que contra el yihadismo en sí mismo. La intervención militar en Siria, Mali o Libia evitará que haya estados peligrosos, pero tiene poco efecto sobre el terrorismo en Europa. En casa, aplicar la estrategia policial americana de tolerancia cero, reprimiendo severamente la menor infracción para detener la escalada del crimen, parece más eficaz que dejar en libertad, como se viene haciendo, a los delincuentes de poca monta. Para ellos, el Islam es una máscara con la que disfrazarse para convertirse en grandes criminales: antes de ser yihadistas son criminales y deben ser combatidos como tales, sin discursos pomposos.| GUY SORMAN

Artículo original en francés, aquí

Hacienda acusa a De la Rosa de ocultar comisiones de los Pujol




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