dilluns, 2 de desembre del 2019

Preguntas incómodas en la cumbre del clima



Este titular, sorprendentemente, dice la verdad sobre la Cumbre de Madrid. Lo que está en juego para el ecologismo político y sus compañeros de viaje no es el colapso inminente del planeta -la emergencia climática no existe- sino que 'no se diluya la lucha' contra el modelo que representan las democracias liberales de mercado.

La cumbre de París ha sido un fracaso. Cada vez más países se muestran reticentes a implementar políticas que encarecen la energía sin que se vean sus beneficios. Políticas que provocan el rechazo popular, cuya expresión más contundente ha sido la movilización de los llamados 'chalecos amarillos' franceses, que hace más de un año que persiste, y a la tampoco son ajenas del todo las protestas de Chile.

El carácter totalitario del radicalismo climático no solo se evidencia en su programa para cambiar la dieta, el trabajo y las maneras de vivir y morir, sino que incluso se plantea la supresión, temporal o indefinida, del mismo sistema democrático para imponer una 'dictadura climática', así como especula con la necesidad de ingresar en hospitales psiquiátricos tipo soviético a los disidentes negacionistas.

Por otro lado, el famoso 'consenso' científico sobre el calentamiento global antropogénico, si es que alguna vez existió, se ha ido resquebrajando y cada vez hay más voces que desde distintas disciplinas científicas cuestionan la 'ortodoxia' climática.




Ante la evidencia de que su lucha se diluya, han declarado la emergencia climática. Se trata de una consigna para la movilización política en la que todo vale, desde el uso y abuso de los niños, como es el caso de Greta Thumber, a la manipulación de los datos del propio IPCC. Manipulación que ha logrado que más científicos se hayan desmarcado y criticado duramente a los nuevos movimientos apocalípticos como Extinction Rebellion.

Lamentablemente, la burocracia internacional de la ONU ha abandonado definitivamente a la ciencia y se ha sumado a la agenda política de radicalismo verde.

Modestamente, mientra dure la conferencia de Madrid, iremos desgranando algunas preguntas incómodas. Esas preguntas a las que el periodismo ha renunciado en su acelerada marcha hacia el suicidio.