divendres, 15 de gener del 2016

El fantasma de Mas [Salvador Sostres]

Mas ha comparecido de momento en todos los actos oficiales del presidente Puigdemont. Parece la viuda de él mismo, en una grotesca parodia del muerto viviente. Su presencia espectral, el día de la toma de posesión de los consejeros, nos recordaba hasta qué punto hemos tenido un presidente contrahecho, estrambótico y ridículo. Tal como las chicas jóvenes, cuando se quieren poner trascendentes, acaban pareciendo un anuncio de compresas -¿qué huelen las nubes? - La impostada solemnidad de Mas acaba resultando una burla a las instituciones, como aquellos capítulos de Mr. Bean que más que hacer reír te ponían nervioso.

Tengo un amigo que es del Opus y que ha dejado a su mujer -pidiendo, además, la nulidad- porque no pueden tener hijos. Yo no soy del Opus, ni voy mucho a misa, pero me parece que tengoun mayor cuidado de la Creación con mucha más humanidad, y de una manera que mucho más ha de placer a Dios, que no este amigo mío capaz de humillar sin piedad la chica que se supone que quería y escarneciendo cualquier idea de amor de la manera más cruel.

Es lo que el presidente Mas ha hecho con Cataluña. La ha vestida de fulana y ha querido que bailara sólo para él. Esta idea del afecto, esta idea del patriotismo ha sido letal para el orden y para la jerarquía, para la dignidad en que cualquier proyecto debe basarse. Hace tiempo que en Cataluña hemos dejado que el concepto de patria lo administren los dependientes de comercio hiperventilados, esta grosería de creer que utilizar un país es convertirlo en tu mona de Pascua, este mal gusto estructural que todo lo acaba volviendo escombros, más temprano que tarde. Procesadores de supermercado, sueños de azafata de Puente Aéreo que espera el amor verdadero del comercial que la invita a cenar un martes por la noche.

Son ellos, los que ahora definen el ritmo y los contornos de este país que se deshace. ¿Que han escrito? ¿Que han creado? ¿Con qué ganancia nos han beneficiado? ¿Con qué descubrimiento? ¿Con qué talento, aunque sea medio? ¿Con qué aptitud, aunque sea manual? Es la Rahola hablando de la higiene de los chicos de Podemos, ella que ha convertido la laca en una nostalgia del champú y su cabeza es en sí misma una explicación del agujero de la capa de ozono.

La Cataluña de los procesadores de supermercado, los intelectuales de la tara y la obviedad, de las manifestaciones que sustituyen la fe y el rigor, y la espiritualidad tensada en que los hombres crecen, está perfectamente resumida en el aspecto sombrío de Mas haciendo de viuda de sí mismo, con su rostro marcado por la impostura, por las facciones tensadas de tanto fingir, de tanto forzar sentimientos que no le salen.

Mas es las mentiras de Cataluña dichas todas juntas. Es la mentira de su supuesto aval internacional, él al que nadie conoce, ni lo ha recibido nunca nadie, ni ningún país está interesado en nuestra independencia. Es la mentira de su liderazgo, después de que tantas veces los catalanes le hayan dicho que no lo quieren mucho. Tan poco que incluso Convergencia ha acabado siendo minoritaria. Es la mentira de su calidad, desmentida por su gobernar estéril.

Cataluña ha añadido un fantasma en su desfiguración nacional de los últimos años. Creíamos que teníamos el circo completo, pero nos faltaba el fantasma. Ahora ya lo tenemos. De luto riguroso por su propia muerte, nos ha tocado un fantasma introspectivo y pedante, sin sentido del humor.

Mas ha sido siempre el espejo desmoralizante de los que creen que la voluntad puede sustituir los sentimientos. De fondo hay este tomárselo como si fuera un asunto personal, tan propio de los alumnos de Aula, que conocen el mecanismo pero que nunca han tenido finalidades.

Suerte que somos un país pequeño, que no tenemos arsenal, y que los iluminados deben conformarse con la parodia del fantasma.

Versión original en catalán, aquí






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