¿Feminismo o femifascismo?
JOAQUÍN LEGUINA.- Es bien sabido que uno de los objetivos de todo sectarismo es ocultar la realidad. En el caso de la “violencia de género” queda claro:
- ¿Usted ha visto alguna vez estadísticas que muestren si en España hay más o menos “violencia de género” que en los países nórdicos? No las visto usted porque no interesa que se vean, pues hay menos violencia en España.
- ¿Existen denuncias femeninas falsas por delitos de violencia doméstica? Juezas y fiscalas ocupadas de estos asuntos sostienen en privado que las denuncias falsas abundan, pero las radicales lo niegan.
Lo niegan aquí y en Alemania. Según ha narrado Ramón Aguiló, profesor en Bremen, el pasado 22 de agosto un juzgado berlinés puso fin a un contencioso que ha durado cuatro años envuelto en polémica, el “caso Lohfink”. El proceso ha estado marcado por el axioma “políticamente correcto” según el cual “siempre hay que creer a las víctimas de violaciones”. Bajo tal premisa, el feminismo radical ha elevado a Gina-Lisa Lohfink al grado de heroína, pero la complejidad de la vida no cabe ni en un eslogan ni en cualquier axioma.
Los hechos judicialmente probados dicen que Gina-Lisa Lohfink subió con Sebastian C. y Pardis F. al piso de uno de ellos y tras los preliminares se pusieron a fornicar. Mientras uno de los varones estaba en “la batalla”, el otro le jaleaba como si aquello fuera un torneo deportivo. Y no se quedó ahí sino que, echando mano del móvil, se dedicó a grabar aquellas escenas y las metió en la red. En una de esas escenas se ve y se oye a Gina-Lisa decir: “No, para”. Pero ¿a quién se lo dijo? ¿A quien estaba yaciendo con ella o al que estaba grabando la escena? En el primer caso sería una violación, en el segundo no.
Al subir la grabación a la red sin permiso, los dos fornicadores cometieron un delito por el que fueron castigados, pero el asunto principal, el de la violación, es el que acaba de sustanciarse y condena a Gina-Lisa Lohfink a pagar 20.000 euros de multa por acusación falsa. La sentencia deja claro que Lohfink se quedó tras la presunta violación un día entero en el apartamento en el cual, supuestamente, había sido violada, y en esas horas no ocurrió nada anormal. Es más, por la tarde se citó con el segundo acusado, con el que pasó toda la noche.
El abogado de Lohfink, Burkhard Benecken, consideró que todo eso era irrelevante, pues las imágenes hablaban por sí solas: “No es siempre no y para es siempre para”. Sin embargo, la jueza, Antje Ebner, ha considerado que en ningún momento Lohfink se defiende o se aparta de su presunto violador mientras pronuncia esas palabras. De lo cual se deduce que se dirige a quien está grabando con el móvil.
Ebner ha acusado a Lohfink y a su abogado de haber hecho la denuncia con la sola intención de lograr publicidad mediática. Según la jueza, al fingir la violación sólo quería proyectarse a sí misma como estandarte del feminismo oprimido.
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