dijous, 26 d’abril del 2018

'El novio de la muerte', el cuplé del legionario 'socialista' al que le puso música un catalán




"Dicen que en la Guerra del Rif encontraron en el pecho de un legionario, muerto en batalla, unos versos de amor. Estaban dedicados a su novia, de cuya muerte acababa de tener noticia. También corría el rumor de que sus compañeros habían notado su deseo de morir, aunque no la causa. Baltasar Queija de la Vega se llamaba, que ya suena bien triste.

Era 1921, y la historia llegó a un compositor catalán que la convirtió en cuplé. Juan Costa Casals. Y lo estrenó el mismo año Lola Montes, en el Teatro Vital de Málaga. Tuvo un éxito inmediato". | Plaza Moyua

Aquí tienen la letra de Fidel Prado Duque que la música de Joan Costa Casals convirtió en un cuplé

Nadie en el Tercio sabía
quién era aquel legionario
tan audaz y temerario
que en la Legión se alistó.

Nadie sabía su historia,
mas la Legión suponía
que un gran dolor le mordía
como un lobo el corazón.

Más si alguno quién era le preguntaba,
con dolor y rudeza le contestaba:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera,
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tan leal compañera.

Cuando más rudo era el fuego
y la pelea más fiera,
defendiendo su Bandera,
el legionario avanzó.

Y sin temer al empuje
del enemigo exaltado,
supo morir como un bravo
y la enseña rescató.

Y al regar con su sangre la tierra ardiente,
murmuró el legionario con voz doliente:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera,
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.

Cuando al fin le recogieron,
entre su pecho encontraron
una carta y un retrato
de una divina mujer.

Y aquella carta decía:
"...si algún día Dios te llama,
para mí un puesto reclama
que a buscarte pronto iré".

Y en el último beso que le enviaba,
su postrer despedida le consagraba:
Por ir a tu lado a verte,
mi más leal compañera,
me hice novio de la muerte,
la estreché con lazo fuerte
y su amor fue mi Bandera.


Al adoptarla como música legionaria se le cambió el ritmo, para que fuera una marcha y posteriormente, en 1952, Emilio Ángel García Ruiz, director de la banda de música del Tercio, adaptó el ritmo para tocarla como marcha de procesión.



¿Inmundicia? Tal vez; es una historia con valores bastante universales. La podría entender desde un trovador medieval hasta un navegante maorí. Y definitivamente no es nada fascista. No exalta la patria, ni al pueblo, ni a Dios, ni a ningún otro de los prodigios superiores al uso. Ni siquiera desprecia ni odia al enemigo, del que todo lo que nos dice es que tenía empuje y estaba exaltado. Y para colmo, sigue al pié de la letra la consigna de aquel ministro socialista de Defensa que prefería morir que matar. Porque el novio de la muerte es el deseo dramático de la muerte propia, no la ajena. Y la entrega, ya que estamos en ello, a los compañeros.

¡Ah, pero es que la canción la adoptó la legión!

¿En serio? ¿Quieres decir ese cuerpo militar copiado a Francia? ¿Y por qué no pides que eliminen la legión, por el estrafalario motivo que sea? Digo, en vez de llamarles inmundicia a sus miembros o a sus canciones. Si la letra del himno no tiene nada reprochable, pero es “inmundo” que unos ministros del PP lo entonasen al paso de la legión en el tradicional traslado del Cristo de la Buena Muerte, en Málaga, donde está la inmundicia? ¿En los soldados; en la Semana Santa; en la tradición? ¿Nos hemos vuelto todos locos? ¡Por favor! Si lo que resulta imposible es no acompañar esa música, a poco que uno tenga oído y conozca su hermosa letra. Que en Málaga será aproximadamente casi todo el mundo. | Plaza Moyua







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