¿Eres feminista? ¿O eres machista? Es una pregunta capciosa: son lo mismo, dice Natalie Ritchie (@nataliearitchie) , madre de dos hijos y periodista de una revista para padres.
Cinco décadas después de que comenzara el feminismo, las mujeres están atrapadas en un callejón sin salida. Las feministas dicen ser amigas de las mujeres, pero sus acciones dicen lo contrario. El feminismo anima a que las mujeres tengan carreras idénticas a las de los hombres, pero se burlan de su trabajo como madre y ama de casa. Ponen a las mujeres en puestos de nueve a cinco diseñados para un hombre con una esposa disponible las 24 horas, los 7 días de la semana, en su hogar, pero no logra dar forma a los trabajos en torno a la carga de doméstica. Exhorta a las mujeres a simular el estilo de trabajo de los hombres, y evita el desarrollo de un estilo de trabajo verdaderamente femenino. Celebra el "liderazgo" de una mujer que copia el liderazgo de un hombre en la economía y la política, pero desluce al impresionante liderazgo de una mujer fuera del lugar de trabajo como el que moldea las almas de la próxima generación y que vive, ama y difunde la alegría en nuestros hogares, círculos de amistad y comunidades.
Lejos de retroceder a medida que la era feminista madura, esta masculinización de la sociedad se intensifica con llamados a "cerrar la brecha de género". Las mujeres son consideradas seres inferiores que solo pueden ser "iguales" mediante el trabajo remunerado (fuera de casa), dicen las feministas. A través de su impulso por autorrealizarse como mujer emulando a los hombres, las feministas buscan un mundo "igualitario", donde el cien por ciento de las mujeres hacen lo que cien por ciento de los hombres hacen, y los intereses, las contribuciones y las prioridades de las mujeres se erradican. En su intento por acabar con el patriarcado, el feminismo se ha convertido en el patriarcado.
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