De las dos cosas que ETA podía decir en su comunicado -que nunca debieron asesinar a inocentes o que la muerte de los mismos era inevitable- han optado por la segunda. Por la equivocada. La que no sirve. Porque ¿de qué va a servir que pidan perdón y digan que lo 'sienten de veras' si se consideran a sí mismos irresponsables de sus crímenes? ¿De que sirven sus excusas si a renglón seguido los justifican afirmando que los cometieron "obligados por las necesidades de todo tipo de la lucha armada"? Atención al participio. Obligados. No podían hacer otra cosa. Los pobrecillos estaban determinados por la historia. Por el bombardeo de Guernika.
Vergonzoso y humillante.
La oposición democrática a la dictadura franquista también vivió los horrores de la guerra civil, de la represión, de la tortura y de las condenas injustas. Pero no por ello decidió enfrentarse a la dictadura con las armas, los atentados o el tiro en la nuca. No existe el determinismo histórico, aunque a veces la historia pese como una losa de plomo. Nada nos obliga a elegir el camino equivocado, aunque a veces sea difícil distinguirlo. La oposición democrática renunció a usar las armas para luchar contra la dictadura porque de haberlo hecho se habría descalificado a sí misma y a sus valores. El primero de los cuales que el fin nunca justifica los medios.
Al pedir perdón, ETA lo que pretende es exhibir una supuesta superioridad moral desde la que exigir a sus víctimas que se equiparen a sus verdugos. No se engañen. Lo que hace ETA en su comunicado es solo perdonarse a sí misma.
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