dijous, 22 de setembre del 2016

Así recortarán un 30% las pensiones sin que nadie se entere


LIBRE MERCADO.- Se está produciendo una tercera reforma, la que los expertos llaman "silenciosa", porque sus efectos no son fáciles de percibir a corto plazo. Y viendo cómo actúan los políticos españoles, parece que la tendencia en los próximos años será la de mantener esta dirección. El que más avanza en esta dirección es Podemos, que plantea directamente en su programa eliminar por completo las bases máximas y acercar las prestaciones máximas y mínimas, lo que destruiría de un plumazo el carácter contributivo del sistema.

Las ventajas para los partidos de no explicar estos cambios son claras: consiguen recortar el gasto total sin afrontar el coste político de una medida impopular. El problema es que los costes para los futuros pensionistas pueden ser muy elevados: hasta un 30% de recorte medio respecto a la prestación prevista (y eso sin llegar a extremos como los que plantea el partido de Pablo Iglesias, sino simplemente dejando las cosas como están ahora). Hacer esto sin decirlo y sin dar margen para que cada cotizante pueda actuar con tiempo puede ser muy peligroso.

En España, este tema está pasando aparentemente inadvertido. Algunos expertos han dado la voz de alarma (en Libre Mercado hemos alertado en varias ocasiones sobre la cuestión: aquí y aquí, por ejemplo) pero no ha entrado en el debate público, quizás porque a ningún político le interese demasiado levantar la liebre, porque todos pueden pensar que a ellos les tocará hacerlo si llegan al poder.

En estos días, José Ignacio Conde-Ruiz y Clara I. González (dos de las personas que más han tratado el tema y que han publicado varios artículos sobre la cuestión) han concluido un paper sobre la cuestión que será publicado por SERIEs-Journal of the Spanish Economic Association. Se titula "From Bismarck to Beveridge: the other pension reform in Spain" y va dirigido a informar de cuáles podrían ser las consecuencias de mantener esa reforma silenciosa sin informar al público. Las cifras son preocupantes: hasta un 30% de reducción media de la pensión prevista en 2050 respecto al escenario base.

La clave está en la relación entre la base de cotización máxima y la pensión máxima. La teoría nos dice que ambas deberían subir en la misma proporción. Así, según va creciendo el salario y lo que cotizamos, se incrementa nuestro derecho futuro en la misma proporción. Sin embargo, en la práctica esto no está ocurriendo desde hace décadas. Las bases sí suben con los salarios, pero las pensiones máximas no lo hacen en la misma proporción. ¿La consecuencia? Se erosiona, poco a poco, el carácter contributivo del sistema (tanto aportas durante la vida laboral, tanto recibes al jubilarte), que se parece cada vez más a uno asistencial (todos cobran la misma cantidad sin importar tanto lo que hayan cotizado o hay diferencias muy pequeñas en las cifras).

De esta forma, Conde-Ruiz y González se plantean cuatro escenarios (ver cuadro). En el primero (escenario base), la base de cotización y las pensiones suben al mismo ritmo, el que marca el incremento de la productividad y los salarios. En el segundo y el tercero las pensiones suben a un ritmo equivalente al 50% y 30% del incremento de la productividad. Por último, en el cuarto escenario, las pensiones no están ligadas en ningún caso a la productividad y sólo suben para mantener el poder adquisitivo.

Para llegar a estas cifras, los autores han estimado un incremento de la productividad del 2,7% en la próxima década y de algo menos del 2% de 2030 en adelante, en línea con las previsiones a largo plazo de la Comisión Europea. Como vemos, con este punto de partida, cada escenario tiene unos resultados diferentes. Pero en el cuarto supuesto (bases de cotización que suben según productividad, pero las pensiones sólo mantienen el poder adquisitivo) los recortes son muy importantes.

Hay que aclarar que no hablamos de recortes sobre las pensiones actuales o futuras en términos absolutos, sino de recortes en la relación pensión/salario respecto al escenario base. Es decir, lo que indican las cifras del cuadro es pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas del futuro respecto del salario medio y del último salario percibido. También puede verse como la pérdida de la pensión respecto a lo que el trabajador actual prevé. Probablemente, el trabajador medio piensa: "Si mi padre se ha jubilado cobrando el 80% de su salario, cuando a mí me toque, el porcentaje será parecido, el 80% de mi último salario". Pues no. De eso es de lo que hablan estas cifras.

En 2051, este escenario 4 nos indica una caída respecto al escenario base de un 30,9% a consecuencia de esta reforma silenciosa. Puede parecer una fecha muy lejana, pero suponiendo una edad de jubilación de 70 años (la más probable, y quizás nos quedemos cortos, en ese momento) hablamos de las prestaciones de los nacidos en 1980. Es una cohorte que lleva años trabajando y a la que casi nadie le ha dicho que tiene que ahorrar bastante más que en la actualidad si quiere mantener su nivel de vida tras la jubilación.
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